Lucía Osman, una anciana afincada en Madrid, tiene una historia que contar. Se remonta a su infancia, a principios del siglo XX, cuando ella, como niña mestiza, fue vendida por su padre a un prostíbulo de Melilla. Más adelante, durante la guerra del Rif, fue capturada por los rifeños y se vio sometida a una serie de horrores junto a otros prisioneros. Sin embargo, en medio de esta vida marcada por la tragedia también hubo esperanza: se enamoró de Gerald Holbrooke, un fotógrafo, al que conoció mientras era prostituta. Este hombre supo ver más allá de la miseria que la rodeaba; como consecuencia, cuando Lucía perdió el contacto con él, decidió buscarlo contra viento y marea aunque por el camino se topara con los peligros del conflicto bélico. Ahora, la Lucía anciana comparte estas vivencias con Pablo Ferrer, un periodista vocacional que no se encuentra en su mejor momento personal después de sufrir una ruptura y sentirse un poco alejado de su hija adolescente, que vive con la madre.
Marian Izaguirre
En suma, El león dormido tiene los ingredientes para complacer a los lectores que disfrutaron de las novelas más recientes de la autora: una historia apasionante en la apariencia y conmovedora en el fondo, contada con una voz narrativa clara y amable, sin pretensiones. Con todo, hay que decir que Marian Izaguirre ha crecido como escritora en estos años y, aunque esta edición de El león dormido haya contado con una revisión exhaustiva, estoy segura de que, si hubiera tenido que escribirla hoy, el resultado habría sido diferente. Su escritura ha ganado precisión con la experiencia, y también ha mejorado en la concepción de la estructura y el desarrollo de dos tramas a la vez, con un mayor equilibrio entre ambas. En cualquier caso, si bien no está a la altura de sus últimas obras, resulta igualmente muy recomendable.