"...Pero yo me siento increíblemente feliz por estar donde estoy, dentro de mi propio cuerpo, notando como el aire entra y sale de mis pulmones, saboreando el simple hecho de estar vivo."
No, no voy a decir el título del libro que traigo hoy, no ahora. Me gustaría que los posibles prejuicios sobre su autoría quedaran al margen por unos momentos. Si estuviera en mis manos anular el libre albedrío lector durante una semana, éste sería el libro a cuya lectura obligaría. Pero eso no es posible, y lo único que me queda es intentar dejar plasmado lo que ha significado para mí. Me conformo con compartir con vosotros mis impresiones, como quien encuentra en el desierto una fuente de agua fresca y avisa a los demás sobre el hallazgo.
Podría decir que este libro cuenta la historia de Nathan Glass, un hombre ya mayor que, tras superar un cáncer de pulmón y un divorcio un tanto amargo, decide regresar al lugar donde nació y pasó su infancia para pasar allí sus últimos días.
Podría decir que en ese lugar, casualmente, se encuentra con su sobrino Tom, hijo de una hermana fallecida, del que hace años que no sabe nada, al que dejó siendo una promesa universitaria y al que se encuentra conduciendo un taxi.
Podría decir que Nathan tiene una hija ya adulta, cuya relación con ella es compleja y se encuentra plagada de altibajos.
Podría decir que en ese lugar al que regresa conoce a una serie de personas que pasarán a formar parte de su vida, pero NADA de lo dicho haría distinta esta historia de otras.
La diferencia la marca la forma de contarlo. Este libro habla de amistad, de tolerancia hacia personas radicalmente opuestas entre sí; de reencuentros, se segundas oportunidades en la vida. Habla de esos "indelebles momentos de gracia, éxtasis minúsculos, milagros inesperados", de los pequeños y cotidianos momentos de la vida que no volverán a repetirse.
Este libro habla de los sueños truncados, de cómo los caprichos del destino guían al ser humano. Porque el río de la vida transcurre por cauces imprevistos y desemboca en lugares que la razón no alcanza a entender. Pero al final todo tiene sentido, toda experiencia, por muy negativa que sea,tiene una razón de ser, y eso es lo que al autor pretende mostrarnos.
Para ello, se vale de personajes dotados de un realismo absorbente. Personas que han cometido errores en su vida, que en algún momento han fracasado, que luchan por salir adelante en el día a día;personas cuyos destinos se acaban cruzando en algún momento, porque el simple hecho de abandonar una autopista y coger carreteras comarcales puede cambiar inexorablemente nuestras vidas.
Este autor tiene la capacidad de convertir lo ordinario en extraordinario, y para ello emplea una forma en lanarración sencilla y elegante a la vez. Resulta estiloso hasta en el simple detalle de describir unas lágrimas: "extractos salados, glóbulos brillantes que se oscurecen momentáneamente y luego se disuelven en el polvo".
Y aquí viene la frase reveladora, marca inequívoca de la casa:
"Todo destino es arbitrario, toda decisión está regida por el azar. Ya puedes ir derecho, zigzaguear, llegar lo más rápido posible, pero en el fondo no tienes ni voz ni voto en el asunto. Eres un juguete de los dioses y no tienes voluntad propia."
Los que ya me conocéis sabréis ya de quién o qué libro os hablo. Ha sido un secreto a voces en las redes sociales lo que su lectura ha significado para mí. Y no me cansaré de repetirlo.
"Salí a la calle, y al sentir el aire fresco de la mañana me alegré tanto de estar vivo que me dieron ganas de gritar. En lo alto, el cielo era del más puro e intenso azul."
LLegados a este punto (quien haya llegado), sólo diré, por si no ha quedado claro, querecomiendo fervientemente esta lectura, este cántico a la vida. Una reflexión sobre la felicidad y el paso de los años con uno de los mejores finales que he leído nunca.
Y sin más dilación...Señoras y señores, con ustedes, en este enlace, el mejor libro que he leído este año . Ya sé que quedan tres meses de 2013, pero dudo que ningún otro título me toque como éste.