Para situaros, nos hallamos en Darusia, un ficticio país que se podría llamar de estilo èpico y medieval, sino fuera porque, precisamente parece estar saliendo de su medievo, y entrando en una fase de Renacimiento, donde la cultura, el arte y la ciencia comienzan a primar más que la superstición y la religión, y los cambios sociales se han dejado sentir en los últimos siglos, pasando de una sociedad de corte totalmente feudal a otra más burguesa, comercial e intelectual. Ese fuerte cambio esta motivado, como no, por un descubrimiento revolucionario, algo que en nuestro mundo se podría comparar con el descubrimiento de América, o la invención de la imprenta que impulsaron el Renacimiento en Europa. Dicho invento son unos portales capaces de romper el espacio y transportarte, con solo cruzarlos, hasta el otro extremo del país, o a cualquier lugar en el que este pintado el portal gemelo del que cruzas, sin importar lo lejos que este. Solo los pintores de la Academia conocen el secreto de cómo pintar esos portales. En la institución, famosa por sus estrictas normas y regia seriedad profesional, los jóvenes futuros pintores estudian durante años lo que muchos aún consideran cosa de magia, pero que es en realidad, una compleja ciencia, no exenta de belleza artística. Naturalmente, la Academia guarda celosamente todos sus secretos, que solo se pueden transmitir de los maestros o maeses (y maesas) a la siguiente generación de estudiantes. Tabit es un joven estudiante de último año, un muchacho trabajador, serio, responsable y extraordinariamente aplicado, apreciado por sus profesores por trabajar duro y por su gran sentido del deber. Vamos, lo que se dice el empollón de la clase, ¿verdad? Como proyecto de fin de carrera, Tabit ha de pintar un portal en casa de Yunek, un humilde granjero, que sueña con un futuro mejor para su hermana pequeña. Yunek lleva años ahorrando para poder pintar el portal, pues no es precisamente barato, y Tabit esta encantado de que su proyecto sirva para que una niña pueda cumplir su gran sueño de estudiar en la Academia y ser pintora de portales. Pero el proyecto es cancelado, para sorpresa del estudiante y consternación del granjero. Desde ese momento, no dejan de suceder toda clase de cosas que llevan a Tabit a sospechar que algo muy extraño esta ocurriendo en la Academia. Y no ayudará nada la repentina desaparición de maese Belbán, un excéntrico aunque brillante profesor que se esfuma sin dejar rastro. Para investigar lo que sucede, Tabit se une a Caliandra, una estudiante de la Academia con la que, a menudo, suele competir. Caliandra es brillante, y muy inteligente, pero es mucho menos disciplinada y estudiosa que Tabit, y también, mucho más impulsiva y creativa. Su gran creatividad es precisamente, lo que más alaban de ella sus profesores. Igualmente, también entrarán en escena otros personajes, como Tash, un muchacho procedente de las minas donde se extrae el mineral que los pintores usan para elaborar la pintura con la que pintan, ya que se trata de un mineral con propiedades muy especiales; o también Rodak, el joven vigilante del portal del Gremio de Pescadores en la principal ciudad costera de Darusia. Ambos tienen noticias alarmantes que no harán sino aumentar las sospechas de que, como dirían en "Hamlet"; algo huele a podrido en la Academia. El grupo de jóvenes investigará para tirar del hilo hasta sus últimas consecuencias.
El libro pues, combina con efectividad elementos de aventura, intriga, acción, misterio y un toquecito de romance. La autora sabe usar bien el recurso de los portales para irte transportando, progresivamente, hasta el centro de toda esa trama y misterio, hasta que los cabos se atan y descubrimos que es lo que huele tan a podrido por ahí. Y por el camino, no nos faltan las aventuras trepidantes, los debates, algo de física cuántica a su manera, algo de arte, momentos en que conocemos mejor a los personajes y sus historias personales, y lo que es mejor en estos tiempos de sagas interminables... ¡¡Un final cerrado y muy pero que muy bien hecho!! Por fin, ya era hora. Me ha parecido sin duda una historia de lo más completa, aunque lo que he echado de menos es que nos hubiera dado un mapa para movernos mejor por su mundo, como han hecho muchos otros autores. El estilo de Laura es muy dinámico y te hace sentir el vértigo de la progresión de un libro que es un cresccendo constante hasta el final. No puedo revelar mucho más, ni debo, porque es un libro muy nuevo que además me ha encantado y que os recomiendo sin ninguna duda. Os invito a cruzar el portal y sumergiros en este mundo, aunque el género fantástico no sea vuestro favorito. Después de todo, como dice maese Belbán, no existen fronteras para los que se atreven a mirar más allá.