En la cabina, el piloto se siente más retajado porque fue entrenado para volar: conoce la nave y los controles que manipula. No hay razón para que sienta pánico, aunque el temor de una falla mecánica siempre está presente. De sobrevenir un desastre, estaría fuera de su control.
Ahora piensa en el diseñador de aviones, quien puede construir cualquier nave con base en principios aerodinámicos. Él tiene más control que el piloto porque, si continúa experimentando, puede concebir un avión que jamás se estrelle (quizá un planeador con alerones que no permitan el descenso sin importar el ángulo de vuelo).
Esta progresión de pasajero a diseñador simboliza un viaje espiritual. El pasajero está atrapado en el mundo de los cinco sentidos; el vuelo se le antoja imposible porque cuando compara el acero y el aire, no puede concebir que aquél se sostenga. El piloto conoce los principios de la aerodinámica, los cuales trascienden los cinco sentidos y se basan en una ley más profunda de la naturaleza: el principio de Bernoulli.
Según éste, el aire que fluye sobre una superficie curva provoca elevación. El diseñador trasciende aún más: manipula las leyes de la naturaleza para obtener el efecto que desea. En otras palabras, está más cerca de la fuente de la realidad y no actúa como víctima de los cinco sentidos ni como participante pasivo de la ley natural, sino como co-creador con la naturaleza.
Pregúntate: ¿quieres ser víctima de los cinco sentidos o co-creador? Tus opciones son:
- Camino a la creación
- Dependencia de los cinco sentidos. Separación, dualidad” centrado en el ego, vulnerable al miedo, apartado de la fuente, limitado al tiempo y el espacio.
- Dependencia de la ley natural. Bajo control, menos vulnerable al temor, aprovecha los recursos naturales, inventivo, consciente, explora los límites del tiempo y el espacio.
- Dependencia de la conciencia. Creativo, conocimiento profundo de la ley natural, cercano a la fuente, los límites se desvanecen, las intenciones se convierten en resultados trasciende el tiempo y el espacio.
La víctima de los cinco sentidos (el hombre pre-científico) y el estudioso de las leyes naturales (científicos y filósofos) son tan creativos como quienes experimentan la conciencia pura (sabios, santos, chamanes, siddhas, brujos), pero creen en limitaciones autoimpuestas. Y porque creen en ellas las vuelven realidad. Esta es la maravilla y la paradoja del viaje espiritual: sólo adquirirás pleno poder cuando te des cuenta de que has utilizado ese poder todo el tiempo para restringirte. Tú eres el prisionero, el carcelero y el héroe que abre la celda, todos a la vez.
Este dilema ha frustrado a todos los que han querido abrazar la realidad única. Aun cuando se adquiere sabiduría y comprobamos que nuestro cerebro produce todo lo que nos rodea, resulta difícil localizar el interruptor que pone en marcha la creación. Pero es posible hacerlo. Detrás de cada experiencia hay alguien que experimenta y sabe qué está ocurriendo. Si logro colocarme en el lugar de quien experimenta, estaré en el punto fijo alrededor del cual gira el mundo. El proceso para llegar ahí comienza aquí y ahora.
Deepak Chopra