Los que habitualmente me leéis ya sabéis que me encantan esas novelas de historias familiares que enganchan y absorben desde la primera hasta la última página. El pasado mes de junio llegó a mis manos ‘El libro de los veranos’, de Emylia Hall y publicada por la editorial Suma de Letras.
‘El libro de los veranos’ nos cuenta la historia de Elizabeth Lowe, una joven inglesa que tendrá que asimilar de golpe un pasado que creía enterrado.
Beth vive en un apartamento de Londres y trabaja en un museo ya que desde pequeña quiso dedicarse al arte. Un día recibe por sorpresa la visita de su padre, un hombre triste y callado que lleva muchos años sufriendo por algo que todavía desconocemos. David le entrega a Beth un paquete que llegó por sorpresa a su casa de Devon. La chica, entre intrigada y enfadada sucumbe a la tentación de tirarlo a la basura y por fin lo abre. El paquete ha llegado desde Hungría, desde la casa de su madre aunque no son buenas noticias ya que se entera por carta que Marika, su madre, ha muerto.
Acompañando a la carta hay un paquete que enseguida llama la atención de Elizabeth. Se trata de El libro de los veranos, un álbum fotográfico que su madre fue haciendo verano tras verano, con sus mejores imágenes, en las que más feliz y despreocupada se veía a la niña Beth. A través de estas fotografías, Beth va recordando lo que ha sido su vida, en concreto sus veranos, cuando todavía se llamaba Erzsébet Lowe.
Cuando abre las primeras páginas recuerda su primer verano en Hungría, cuando todavía formaban una familia. Recuerda también cuando su madre decide dejarles y quedarse en su tierra, para vivir su propia vida alejada de la rutina. David y Beth vuelven solos a Inglaterra y tendrán que ser capaces de superar el día a día sin Marika. Un día cualquiera suena el teléfono y es Marika ofreciendo a su hija unas vacaciones en Hungría, para que conozca la otra mitad de sus orígenes.
Beth pasa el primero de los veranos con Marika y su pareja Zoltán. En la casa del Balaton conocerá otra forma de vida, basada en la libertad más absoluta y en el amor sin medida que le dan Marika, Zoltán y su amigo Tamás, que con el paso de los años se convertirá en su primer amor.
No voy a decir que es lo que ocurre (¡os invito a leer la novela!) pero lo que si puedo adelantar es que un gran secreto es lo que dará un giro completo a la narración. A partir de ese momento entenderemos muchas situaciones que a priori no podríamos comprender de una madre hacia su hija, pero también comprenderemos el comportamiento que tiene David durante la historia y empezaremos a entender su actitud ante la vida.
‘El libro de los veranos’ es una novela que no decepciona y con su argumento conseguirá mantenernos a la espera de un acontecimiento importante que desde los primeros capítulos nos está anunciando la propia Beth.
Esta es la primera novela de Emylia Hall y la verdad, no se le da nada mal esto de escribir. En 424 páginas, consigue condensar una historia que nos irá enganchando capítulo a capítulo o lo que es lo mismo, año a año. Cada episodio empieza de la misma manera: una fotografía del verano y de repente los recuerdos de Beth empiezan a aflorar para contarnos su propia historia, esa de la que no se siente muy orgullosa.
Ya sabéis que los libros escritos en primera persona me encantan, creo que son los que mejor nos permiten inmiscuirnos, colarnos en la vida de los protagonistas. Este no podía ser una excepción y es la propia Beth la que nos va narrando una historia repleta de sentimientos encontrados ya que si un día aprendió a querer a su madre, también se obligó a odiarla.
Me gusta también el estilo descriptivo del que la autora hace gala durante todo el libro. Es sumamente detallista y nos podemos imaginar todos los lugares que visitan en Budapest aunque su gran virtud es que no se hace pesado en ningún momento. Con elegancia y soltura nos pone en escenarios que incluso parecen remotos, como el lago Balaton, ese lugar en el que Beth fue feliz.
‘El libro de los veranos’ es una novela idónea para los amantes de las historias de secretos familiares, para todos aquellos a los que nos gusta inmiscuirnos en casas ajenas, en las que podemos ser testigos de lo que ocultan las paredes. 10/10.