El libro del frío + Atardecer en la Ría de Vigo

Publicado el 23 julio 2015 por Lu
El libro del frío de Antonio Gamoneda
Antonio Gamoneda se aproxima a los últimos bordes de la experiencia, allí donde la comprensión no alcanza, y la hace transitable, la puebla con alas de gavilán, robles musicales, frutos negros. El lector que entra en este paisaje no necesita descifrar cada símbolo como si fuera un número. Los enigmas de la poesía de Gamoneda son, por el contrario, los que ponen nombre a la realidad interiorizada del lector, cubriéndola de verdad y de conocimiento. Libro del frío se presenta como un viaje: comienza con la descripción de un territorio (Geórgicas), señala luego la necesidad de partir (El vigilante de la nieve), se detiene en el medio (Aún), busca amparo en la piedad del amor (Pavana impura) y alcanza el descanso (Sábado), la víspera de una desaparición que puede ser muerte blanca o principio de la serenidad. Frío de límites, los veinte poemas que se incorporan a Libro del frío, representa una ampliación del espacio que, en el libro, se abre a la contemplación de la inexistencia. Es la reunión de los últimos símbolos ante la luz de la desaparición.
Sello: Siruela, Madrid. Colección: Libros del Tiempo 155. Edición: 3ª, 2009Encuadernación: CartonéPáginas: 192
Jueves de verano. La mañana para pasear entre callejuelas del casco viejo. Parada en la biblioteca. Han cambiado los códigos de los libros y disfruto investigando. Muy perdida empiezo por la sección de poesía. Tapas duras, y una preciosa presentación, unas líneas en cada página. Me lo llevo.
A veces veo el resplandor del monte sobre las grandes máquinas de la tristeza.
Hay una hierba cuyo nombre no se sabe; así ha sido mi vida.
… pero mi sueño vive debajo de tus párpados.
Tú dibujas juicios y tempestades y lamentos.
Estoy desnudo ante el agua inmóvil. He dejado mi ropa en el silencio de las últimas ramas.Esto era el destino:Llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua.
Una experiencia diferente en medio de mis variadas y variopintas lecturas de verano. Belleza oscura y melancolía. Con un aroma más optimista, buscaré poemas, volveré a la poesía, que nunca ha sido mi fuerte.


Un atardecer inolvidable, vivido ayer en la Ría de Vigo. Cielo completamente despejado. Las Cíes, movimiento de las olas entre risas y gritos. Fascinante. Me quedaría soñando y sintiendo en esos minutos que transcurren mientras el sol se va escondiendo en el horizonte.