Si obviamos la serie de dibujos animados dedicada a Don Quijote, la lectura de esta novela ejemplar fue mi primer contacto con la obra cervantina. Recuerdo que venía como complemento al Lazarillo de Tormes en uno de esos libros publicados por editorial Bruguera en el que el texto de las novelas se acompañaba con una versión en cómic. Las imágenes indudablemente afectaban a la imaginación, pero también dotaban de atractivo al relato.
De entre las Novelas Ejemplares de Cervantes mis favoritas son ésta y "El coloquio de los perros". También, por supuesto, "Rinconete y Cortadillo". Hace algunos meses, paseando por Sevilla, localicé el lugar donde Cervantes había situado el famoso patio de Monipodio. No voy a decirles donde está, seguro que mirando por internet no es difícil de encontrar. Lo cierto es que tengo una relación muy cariñosa con Cervantes, ya que cada vez que lo leo no veo en él a un escritor, sino a un amigo que me muestra la dureza de la vida, se rie de ella y me aconseja. Lo mismo me sucedió cuando leí a Montaigne. Además, Cervantes recorrió la Andalucía que yo he recorrido tantas veces ganándose duramente la vida en la ingrata tarea de recaudador de impuestos. Es decir, fue soldado, cautivo y trabajador de no mucha fortuna. Sabía lo suficiente de la vida como para plasmarla magistralmente con su escritura. Además califica a Málaga en este relato como "una de las mejores ciudades de Andalucía".
El licenciado vidriera es una especie de superhéroe del siglo XVII. Un brillante estudiante al que un día un brebaje otorga el poder de la sabiduría y tiene respuesta, siempre directa y mordaz, para todos los asuntos que le plantean, como si de una caricatura del rey Salomón se tratara, ya que, según Cervantes, su personaje no era cuerdo:
"(...)loco de la más extraña locura que hasta entonces se había visto. Imaginóse el desdichado que era todo hecho de vidrio, y con esta imaginación, cuando alguno se llegaba a él, daba terribles voces pidiendo y suplicando con palabras y razones concertadas que no se le acercasen, porque le quebrarían; que real y verdaderamente él no era como los otros hombres: que todo era de vidrio de pies a cabeza."
Cervantes aprovecha aquí para arremeter contra todos los males de su tiempo, a través de las sentencias de su personaje, una especie de doctor House de hace cuatro siglos que no se muerde la lengua. Una lectura muy agradable con la que podemos degustar al mejor Cervantes en pocas páginas. Y de entre sus palabras, destaco esta frase:
"Las luengas peregrinaciones hacen a los hombres discretos."