Mientras tanto, las ventas bajaban y los trabajadores enviaban resumes a otras empresas más estables. Lo irónico es que los únicos que no se daban cuenta de esta situación eran los dueños. Nunca se logró una reunión con estas personas porque ellos siempre estaban ‘ocupados’ y uno de ellos entendía que ‘no necesitaba ayuda”. Este escenario se repite mucho en las empresas jóvenes pero no tiene que ser el mismo para todo el mundo. Continuamente empresas pequeñas evolucionan pero al final el cambio depende de sus líderes.
Mientras más joven es la empresa más reflejará el liderazgo de su jefe. Las actividades productivas de estas empresas –cuando son exitosas- se caracterizan por su energía, innovación, e informalidad.
Las mismas características que llevaron la empresa al éxito actual- pueden con el tiempo causar efectos contrarios y ser un impedimento para la administración y finanzas de una empresa y el desarrollo de la gestión comercial.
A medida que las actividades productivas aumentan, se complican las reglas de operación, la atención al publico y la gestión de los recursos humanos. Igualmente aumentan las transacciones de contabilidad y el riesgo económico de la gestión comercial es mayor.
El líder que en el pasado lo resolvía todo con absoluto control ahora lo que hace es crear dependencia en su equipo de trabajo y estancar su motivación, compromiso y rendimiento. La agilidad e informalidad que le permitió a la empresa ser competitiva en el mercado ahora puede ser fuente de problemas en la administración pues no hay controles, presupuestos o indicadores de gestión.
Al dar coaching ejecutivo/ empresarial a estos hombres y mujeres, notamos que el tópico de nuestro trabajo gira frecuentemente en torno a la transición de líder de una empresa personal a líder de una organización más institucionalizada y estable. No obstante, por la naturaleza particular de estos líderes lo menos que piensan estas mujeres y hombres es en cambiar su forma de administrar o que puedan beneficiarse de alguna ayuda externa. Esto nos trae a la barrera más importante- aceptar que hay cosas que no sabemos que no sabemos.
Más allá de lo que sabemos y de lo que sabemos que no sabemos está lo que ni siquiera sabemos que no sabemos. No es un trabalenguas. Hasta que seamos humildes y abiertos a nuevas posibilidades y no nos creamos que lo sabemos todos, no hay posibilidades de cambio.
Ejecutivos que tienen una empresa estancada en la adolescencia y no logran captar esta situación corren el riesgo de perder su trabajo. Claro, si la empresa es propiedad exclusiva del emprendedor, entonces no será despedido pero la empresa se estancará y decaerá. Así estaba la empresa cuyo administrador me había llamado preocupado.
Líderes que evolucionan de empresa joven a madura han dado el primero paso- realizar la necesidad del cambio. Se trata de entender que si seguimos pensando y haciendo lo mismo de siempre, no habrá cambio. Este paso tiene un pre requisito- pausar del ajetreo operacional y crear un espacio permanente para el crecimiento, capacitación y planificación.
Lograr que el ejecutivo realice el beneficio de abrir este espacio puede ser un gran primer triunfo. Muchos dueños de empresa que desconocen cómo administrar pro-activamente viven en reacción a las demandas operacionales. Probablemente así fue que comenzó todo pues en un principio estaban solo. Para estas personas apagar fuegos es la manera de administrar y sentirse productivos.
Con la realización de la pausa y la necesidad del cambio podemos hacer una auditoria o evaluación honesta de nosotros mismos y de la empresa. La auditoría incluye obtener la opinión de colegas y subordinados sobre los resultados actuales de la gestión comercial y la del líder; un asunto delicado- si las relaciones están laceradas- pero necesario.
Todos tenemos un lado ciego. Somos muy buenos encontrando faltas en los demás pero muy pobres a la hora de ver las nuestras. De manera que la opinión honesta (pero positiva) de otros nos ayudara a conocer cosas de nosotros que otros saben pero que nosotros desconocemos.
El propósito de esta evaluación es hacer una introspección consciente de cómo están las cosas – los resultados de nuestra gestión – en la actualidad. No se trata de buscar faltas- identificamos áreas de oportunidad para desarrollar. Es una distinción sutil pero muy poderosa.
Una vez identificado el enfoque del área a trabajar, el próximo paso es apoyar al cliente a descubrir–con relación al área seleccionado- que es lo que le ha funcionado particularmente bien en el pasado y en el presente. Esto le ayudará a identificar sus fortalezas medulares y como estas pueden conducir a los objetivos deseados. En este proceso, el cliente comienza a darse cuenta y a sentirse agradecido por sus atributos, contribuciones y logros personales y empieza a crear el futuro deseado. Al final trazamos un plan para lograrlo con metas y métricas específicas.
Fuente: http://tucoachejecutivo.com/desarrollo-liderazgo-empresas/
Si te gustó el artículo y la temática del Blog por favor sería muy interesante para todos que nos dejes tu comentario.
Además, puedes recibir todos los artículos completos en tu buzón de e-mail ingresando tu dirección de correo en la opción de suscripción en la página principal. Tu dirección de e-mail solo se utilizará para mandarte la actualización del blog diariamente. Muchas gracias por acompañarnos.
Puedes encontrar más material relacionado al presente, en nuestro Blog Grandes Pymes http://jcvalda.wordpress.com