Los científicos han analizado las secuencias genéticas procedentes de bacterias de muestras de heces de lince ibérico (Lynx pardinus) y las han comparado con las de otros animales. La investigación revela que el potencial genético de la microbiota intestinal de este felino, un carnívoro cuya dieta se compone casi en exclusiva de conejo de monte, le permite alimentarse de manera eficiente de otras fuentes de alimento además de la carne, como los restos vegetales que encontrados en el interior de sus presas.
El trabajo "evidencia el carácter único de las comunidades microbianas que pueblan el intestino del lince ibérico en comparación con otros carnívoros y abre nuevas expectativas en los programas de alimentación en cautividad y de reintroducción, abriendo una puerta más para la posible recuperación de la especie (siempre y cuando no se cumpla con la imbecilidad de introducir al lince europeo, que hay quienes abogan con introducir a esa otra especie)
Los investigadores compararon las secuencias genéticas de la microbiota intestinal del lince ibérico con las de otros animales y vieron que, si bien albergan bacterias similares, los perfiles genéticos son muy diferentes. A pesar de ser un carnívoro muy especializado, también presenta un perfil alimenticio típico de herbívoros, ya que cuenta con genes para utilizar como fuente alimenticia tanto carne obtenida de la presa como restos vegetales que ésta contiene. Dicho de otro modo, su capacidad genética intestinal es un híbrido de carnívoro y herbívoro (aunque en el caso del lince, este animal se alimenta de la materia vegetal que su presa consumió).
Posiblemente el origen de esta capacidad se debe a la escasez de presas, que hizo que el lince sacara máximo partido de la carne de las presas que cace. Esto abre una puerta más a la posible recuperación del lince ibérico. Siempre que los intereses de unos demagogos (dicese el gobierno de Castilla la Mancha, que quiere quitarle la condición de especie protegida).