'El llano en llamas', de Juan Rulfo

Publicado el 16 mayo 2012 por Carm9n @Carmenyamigos

Hoy os traigo un clásico, uno de esos libros que, a mi entender, nadie debería dejar de leer, El llano en llamas. Es que esto no es solo una lectura, es literatura de la buena. 
El llano en llamas es una colección de relatos de Juan Rulfo, escritor mexicano nacido en Jalisco en 1917, con el nombre de Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, y fallecido en México D.F en 1986. Esta colección fue publicada en 1953 y está constituida por quince relatos: Macario, Nos han dado la tierra, La cuesta de las Comadres, Es que somos muy pobres, El hombre, En la madrugada, Talpa, ¡Diles que no me maten!, El llano en llamas, el más extenso, Luvina, La noche que lo dejaron solo, Acuérdate, No oyes ladrar los perros, Paso del Norte y Anacleto Morones.
El mundo que Rulfo configura en sus relatos es un mundo cerrado, sin esperanza, un mundo de sonidos apagados, de murmullos, en el que sus personajes son seres desconfiados y sin ilusiones. Son los propios personajes los que, en su soledad, van mostrando esa realidad suya a través de monólogos y soliloquios, la única forma posible de expresión en su aislamiento.

Juan Rulfo

La variada temática de los cuentos, todos ellos imbuidos de un sombrío pesimismo, está tratada con un lenguaje sin artificios literarios, el lenguaje del campesinado inculto, pero lleno de expresividad.
Todos los relatos, sin excepción, me han encantado pero No oyes ladrar los perros, considerado su cuento más perfecto, me he emocionado especialmente. En él dos hombres, "el viejo" e Ignacio, su hijo, se dirigen de un lugar indeterminado al pueblo de Tonaya. En apenas cinco páginas, Rulfo condensa una desgarradora historia y crea en la mente del lector una imagen imborrable: un padre viejo lleva sobre sus cansados hombros a su hijo, un criminal gravemente herido para que un doctor lo atienda de Tonaya. El paisaje es pedregoso y triste. Es de noche, la luna siempre presente, y el silencio lo inunda todo...
(Si picas aquí podrás leer este magnífico relato).
No hace falta que recomiende a Juan Rulfo, ¿verdad?

Marcapáginas 106