Eran las dos de la mañana de un día de diario, yo volvía de Madrid por la N-320, en la recta entre el cruce de El Espartal y la Curva del Tumbacoches, luna llena, buena visión, desacelere le vi de lejos y allí mientras yo me acercaba cruzó despacio, majestuoso, el rey de la noche. Ha vuelto después de más de medio siglo a pasar por su "Portillo del Lobo" (paraje de Torrelaguna).
Eran las dos de la mañana de un día de diario, yo volvía de Madrid por la N-320, en la recta entre el cruce de El Espartal y la Curva del Tumbacoches, luna llena, buena visión, desacelere le vi de lejos y allí mientras yo me acercaba cruzó despacio, majestuoso, el rey de la noche. Ha vuelto después de más de medio siglo a pasar por su "Portillo del Lobo" (paraje de Torrelaguna).