El logotipo para la candidatura de Madrid 2020 como ciudad olímpica es el resultado de un concurso acotado a estudiantes de diseño. El planteamiento es, de entrada, poco profesional y bastante cuestionable dada la importancia y magnitud de la repercusión que esta imagen tendría en caso de ser elegida.
La propuesta elegida (sobre estas líneas) ha sido un trabajo de Luis Peiret que, tras una remodelación por parte de la agencia Tapsa, ha resultado en “esto” otro.
No voy a entrar en si me gusta o no, si es adecuado para representar a Madrid o si “respira” deporte. Lo que me parece inaceptable es que se abra a concurso para estudiantes un trabajo de esta importancia, más aún cuando la propuesta elegida ha de ser “rediseñada”. Simplemente penoso.
Los concursos son la mejor manera de hundir una profesión. Es trabajar gratis con la dudosa espectativa de que suene la flauta y te toque para poder percibir una remuneración por el trabajo realizado. Y siempre por debajo de su valor real (6000€ en concepto de “formación” en este caso).
No conozco otra sector en el que se proponga a concurso los trabajos reales. En la construcción, no. En Derecho, tampoco. En medicina… ¿Alguien se imaginaría abrir a concurso una operación de trasplante de órganos y encima para estudiantes? El resultado sería catastrófico, seguro. Bueno, un poco lo que ha pasado aquí. Conste que lo digo desde la experiencia de haber participado en muchos, perdiendo la mayoría y “ganando” alguno. Aún asi, siempre queda la sensación de estar “haciendo el tonto”, incluso si resultas elegido.
Quiero pensar que sólo se trata de una propuesta para la candidatura y que, debido a la tan recurrida “crisis” (de decencia sobre todo) había poco presupuesto para crear la imagen de una apuesta que seguramente se volverá a perder, ya por tercera vez… Eso si, para que los “urdangarines”de turno, se gane o se pierda, se lleven lo “suyo”, bueno, lo de todos.
España es diferente… y asi nos va.
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