Las empresas socialmente responsables se
caracterizan fundamentalmente por crear valor y por ser capaces de satisfacer a
sus distintos grupos de interés. Tradicionalmente las empresas se han centrado
en aportar valor a sus accionistas. Sin embargo, uno de los grupos de interés al
que mayor atención deberían prestar son sus propios empleados. Es algo que cada
vez es más aceptado por todos, pero no por ello debemos dejar de recordar que se
hace imprescindible que todas las personas de una organización compartan valores y objetivos, porque de este modo será
más fácil conseguir su satisfacción, compromiso, involucración, y serán más
proactivos a la hora de aportar propuestas de mejora.La empresa
que desee mejorar el nivel de compromiso de sus equipos debe cuidar lo que
“vive” cada persona, su experiencia con la organización. Para ello, debe
analizar los aspectos de relación entre la persona y la empresa (working
conditions), para a continuación valorar la experiencia de esa persona en la
empresa (emotional experience) y su nivel de compromiso afectivo. Finalmente,
su compromiso se reflejará en un nivel de desempeño y en unos comportamientos.Tener una
experiencia emocional con la marca empleadora es la base del compromiso
afectivo y, como consecuencia, de la mejora de la productividad y de la
retención del talento. Sin embargo, la mayoría de las empresas se limitan a
realizar estudios de clima tradicionales que se conforman con medir la
satisfacción de las personas con las condiciones en las que desempeñan sus
funciones (working conditions). Entre estas
condiciones que determinan la satisfacción podemos señalar: en qué medida las
personas conocen los valores de la organización; en qué medida los consideran
positivos para la empresa, para ellos y para los clientes y cuánto se
identifican con ellos; en qué medida los superiores tienen en cuenta a sus
equipos y cómo organizan el trabajo; en qué medida los miembros de su equipo
trabajan con calidad, generan camaradería y comparten la información; en qué medida su remuneración es adecuada,
equitativa y en línea con el mercado o en qué medida su trabajo les permite
conciliar la vida laboral y la personal.Cada vez más
empresas están tomando conciencia que el actual modelo empresarial basado en
premiar la máxima disponibilidad laboral, una tentación para estos tiempos de
crisis, no repercute directamente en un aumento de su productividad, y que por
el contrario, una organización más flexible y una distribución más racional del
tiempo de trabajo permiten aprovechar mejor el talento de todo su personal y
mejorar su competitividad.
Los datos mostrados en el estudio del Observatorio Efr 'El Buen Líder, Faro de la Conciliación' están
es esta línea: un 86 por ciento de los ciudadanos cree que la conciliación es
un factor motivacional para los trabajadores y que aumenta su compromiso con la
empresa. Pero con ser
importante desarrollar programas para mejorar estas condiciones no debemos
quedarnos solo en ellas ya que estas valoraciones no nos permiten explicar por
qué hay personas que realizando la misma función bajo condiciones laborales
equivalentes manifiestan, sin embargo, desempeños y comportamientos muy
dispares.Esto sólo
puede explicarse porque cada uno genera una experiencia laboral y desarrolla un
nivel de compromiso afectivo con la empresa diferente y esto repercute en su
comportamiento.Por tanto
proponemos evaluar el compromiso de las personas utilizando un Modelo basado en
la Experiencia que permita valorar: La percepción de cada persona sobre los
principales aspectos de su trabajo (lo que suelen medir los estudios de clima tradicionales);
La experiencia laboral que “vive” cada persona y su nivel de compromiso
afectivo; Los comportamientos y el desempeño de la persona en el puesto.