En 1933, creció la amenaza de atentados contra Hitler, lo que indujo a la creación de una nueva guardia personal armada, la Leibstandarte SS Adolf Hitler. Los reclutas juraban proteger con su cuerpo y su espíritu a Hitler, siendo su número de miembros de 120 y su comandante, “Sepp” Dietrich.
Durante la invasión de Polonia en 1939, la Leibstandarte SS Adolf Hitler participó en algunos de los combates, casa por casa, más duros de la guerra. Fue su bautismo de fuego.
El comandante de la Leibstandarte era uno de los miembros del inicial Partido Nazi, el Obergruppenführer (general) de las SS, Joseph “Sepp” Dietrich. Bajo mando de Dietrich la división había luchado en 1941-42 con determinación y crudeza en el Frente Oriental y sufrió numerosas victimas, pero los oficiales y soldados supervivientes se convirtieron en unos experimentados y endurecidos combatientes e inculcaron a los nuevos reclutas los principios de combate de la Leibstandarte.
En Kharkov, en 1943; a raíz del desastre de Stalingrado, los hombres de la Leibstandarte SS Adolf Hitler tuvieron que sostener una defensa desesperada a fin de impedir el colapso total de los ejércitos alemanes en el frente del Este. Encuadrados en el primer Cuerpo Acorazado de las SS, libraron una sucesión de batallas contra el Ejercito Rojo.
Con la Leibstandarte desplegada en el Donetz, al este de Kharkov, Hitler ordenó realizar al I SS Panzer Corps un vigoroso contraataque a finales de enero de 1943 por el sudeste contra una entrada soviética. Sin embargo la confusa y peligrosa situación alrededor de Kharkov supuso el descuartizamiento de la Leibstandarte en una serie de batallas locales mientras ríos de alemanes, italianos y húngaros en retirada fluían hacia el oeste. La Leibstandarte mantenía una cabeza de puente en Chuguyev, con un frente divisionario que excedía los 100 km. Dietrich se vio obligado a enviar sus tropas en pequeños destacamentos para abrir la línea, con sus soldados enfrascados en una lucha en las condiciones climáticas más abrumadoras. Las temperaturas llegaban a veces a 20 grados bajo cero y las cegadoras tormentas de nieve reducían la visibilidad a 20 metros.
Los ataques soviéticos continuaron presionando a lo largo de todo el frente del Donetz, y la Leibstandarte se dividió en una serie de Kampfgruppen que intentaron actuar como baluartes contra la marea soviética. Los soldados SS de la Leibstandarte se negaban a retirarse o rendirse, incluso quedaban aislados por el enemigo, sin prestar atención a sus heridas, escasez de alimentos o municiones y al duro frío. Repletos de espíritu del nazismo, estaban convencidos de su supervivencia racial y profesional sobre los rusos, y adoctrinados en la creencia de que el ceder era incompatible con los principios de las SS.
El área sobre la que combatía la Leibstandarte, había comenzado a tomar una apariencia de un paisaje lunar helado, sembrado de villas destruidas, carros y vehículos carbonizados además de cadáveres insepultos que yacían congelados con formas grotescas. Pero por encima de esta guerra de desgaste y pesadilla, sobresalió uno de los mayores triunfos militares de las Waffen SS en el Frente Oriental. Aunque Hitler había ordenado categóricamente que Kharkov tenía que ser mantenida a toda costa, el Obergruppenführer Paul Hausser, comandante del I SS Panzar Corps, tomó la decisión de evacuar la ciudad con el fin de mantener la integridad de sus agotadas unidades.
Sin embargo lo que no sabían la mayoría de los soldados de la Leibstandarte era que la dudosa retirada de Kharkov no era más que el paso inicial de un contraataque de Manstein, el comandante del Grupo de ejércitos Sur. El 17 de febrero, Hausser informó a sus superiores sobre el plan: se les permitiría a los soviéticos avanzar, sólo para ser atrapados por los alemanes y éste sería el movimiento preliminar de una contraofensiva. El 22 de febrero, la Leibstandarte atacó al nordeste, desde Pavlogrado hasta Lozovaya, donde se unió con elementos del Grupo de Ejército Centro que se desplazaban al nordeste, cercando así a un cuerpo blindado soviético bajo el mando de Popov. Aunque algunas unidades soviéticas pudieron cruzar el anillo alemán, el grueso del cuerpo fue totalmente destruido por una espesa cortina de fuego artillero, de carros de combate, infantería y aviación. Los soldados de la Leibstandarte, se lo tomaron como si fuese un “tiro al blanco”, mientras los soldados soviéticos huían desesperadamente.
El 6 de marzo, los alemanes habían conseguido una victoria considerable, al rodear y destruir un gran número de formaciones soviéticas al sur de Kharkov; para los alemanes de la Leibstandarte estas acciones, compensaron las anteriores semanas de lucha defensiva y de desgaste.
De enero a marzo de 1943, el I SS Panzer Corps había sufrido la pérdida de 365 oficiales y 11.154 de otros rangos, de los cuales casi un tercio eran de la Leibstandarte. La victoria de Kharkov supuso, no obstante, un tremendo impulso para la moral alemana y la Leibstandarte recibió muchísimas felicitaciones y recompensas. Indudablemente, a esto ayudó el gran interés de Hitler en “su” división y el hecho de que “Sepp” Dietrich era un viejo camarada y un amigo personal. La Leibstandarte fue recompensada con una gran parte de los honores obtenidos por las Waffen SS, al recibir 14 Cruces de Caballero y otras condecoraciones más altas.
Sin embargo las felicitaciones y las recompensas dadas a la Leibstandarte no obedecían a un simple favoritismo de Hitler o a los contactos de Dietrich sino que, por el contrario, reflejaban la admiración sincera por el ejército y confirmaban las excelencias de la Leibstandarte durante las duras batallas del invierno de 1943 y su éxito en estas batallas, que se debió tanto a la rudeza de los soldados SS, su concepto de superioridad militar, como a la inspiración y ejemplo de sus jefes al dirigir desde el frente.
Por César Gil
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