El lugar y el tiempo del novelista

Publicado el 15 octubre 2014 por Ana Bolox @ana_bolox

Seguimos con Evan Marshall y su The Marshall Plan Workbook. Si has leído la anotación La carrera de escritor, tu concepto de “éxito”, quizá hayas reflexionado sobre el asunto y tengas claro qué significa para ti tener éxito. Así pues, una vez fijadas las expectativas, ahora, dice Marshall, deberías crear un mundo en torno a ti que te ayude a trabajar esos objetivos que te has marcado.

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El lugar

Para Marshall, lo primero es establecer el lugar donde vas a trabajar. En mi caso, escribo en una pequeña habitación que he habilitado como estudio. Tú quizá prefieras escribir en el jardín, habrá a quien le guste hacerlo en un desván o en la cocina, o incluso en el dormitorio. Aunque, en realidad, el lugar no es importante, dice Marshall, lo importante es la determinación.

Cuando un escritor posee decisión y voluntad, el lugar donde escribe es secundario. De hecho, el lugar perfecto para escribir no existe o, como afirma Marshall, es una rareza. Quienes argumentan que no pueden escribir porque no cuentan con el rinconcito adecuado para ello están poniendo excusas bajo las que se esconde su falta de empeño y perseverancia. Su carrera como escritores no avanzará nunca, pero ellos creerán que ese estancamiento se debe a factores externos.

Este tipo de justificaciones no son más que el enjuague paliativo con el que encubrir (más que ante los demás, ante sí mismos) su falta de determinación: Mucha gente que dice querer escribir -sigue Marshall-, arguye la falta de tal espacio ideal como excusa para no ponerse a hacerlo “ahora”. Sin embargo, la gente que de verdad quiere dedicarse a la escritura, encuentra apropiado cualquier lugar. Lo que les diferencia de los primeros es su determinación. Son suficientemente disciplinados para dedicar el tiempo necesario a sus escritos, sin importar el lugar donde los pergeñen.

El tiempo

Otro aspecto a considerar es el tiempo que vas a dedicar a tu escritura. Marshall recomienda reflexionar respecto a cómo suele estructurarse tu día a día y fijar los momentos que vas a dedicar a escribir. De hecho, aconseja, deberías establecer un horario de escritura que, salvo por causas muy justificadas, tienes que respetar al máximo.

También en Escribir ficción, del Gotham Writers Workshop, nos hablan de la importancia de fijarse un horario, respetarlo y ser constante: Si te tomas en serio eso de crear obras de ficción, debes establecer horas específicas para escribir, a poder ser la mayoría de los días de la semana. Si lo dejas para “cuando pueda”, lo más probables es que no puedas nunca. […] Encuentra el horario en el que te sientas más libre y motivado.

Oblígate (y al resto de las personas que estén en tu vida) a cumplir el horario. En realidad, es más importante cumplir el horario que escribir algo maravilloso durante esas sesiones. Aunque trabajes durante cinco horas y acabes en blanco, habrás cumplido con tu obligación diaria […] habrás desarrollado una disciplina que se convertirá en una de tus mayores ventajas. Con el tiempo progresarás.

Al igual que Evan Marshall, los chicos del Gothan Writers Workshop aconsejan marcarse un horario personal en el que fijar un tiempo para la escritura. Nos hacen, de hecho, una propuesta: crea un horario de trabajo de una semana en el que incluyas por lo menos cinco horas de tiempo para escribir y en el que los ratos duren un mínimo de una hora cada uno. Trabaja en un relato de ficción utilizando este horario durante toda una semana. (Si tienes una historia entre las manos, utilízala).

De modo que, ya sabes, antes de ponerte a teclear cualquier idea y desarrollarla hasta convertirla en una historia, plantéate dónde y, sobre todo, cuándo vas a escribir. Luego, sólo tienes que ser fiel al horario que te has marcado y confiar en la constancia. Recuerda que hace más el que quiere que el que puede. ¡Pues a querer!

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Referencias: The Marshall Plan Workbook, Evan Marshall y Escribir ficción, del Gotham Writers Workshop.

Fotografía: Shamandalies, DeviantART.

Traducción de las líneas citadas de The Marshall Plan Workbook, Ana Bolox