El camarero nos contó que habían tenido que reorientar su negocio porque antes la gente se consentía más caprichos y gastaba con más alegría y sin embargo, ahora la gente anda ahorrando un poquito más. La verdad es que esta crisis parece que está haciendo que la gente saque la cartera con menos alegría, pero creo que la enseñanza no está tanto en el no consumir como en el ser desprendido y austero.
Cuentan que Alejandro Magno era muy sobrio en su alimentación. Su madre adoptiva, Ada, a quien nombró reina de Caria, para agasajarle le enviaba a diario riquísimos y carísimos platos que al principio cocinaba ella pero que luego acabó encargando primero a un equipo de cocineras de la corte y después a los mejores cocineros y pasteleros que encontró en el reino.
El le insistía en que no quería tanto lujo y que su ayudante Leónidas ya le preparaba cada día un desayuno reconstituyente y una cena reparadora. Para el almuerzo, al encontrarse en el campo de batalla, apenas comía algunas frutas que por el camino encontraba. En vista de que su madre insistía enviándole cada día más y más platos carísimos, un día le dijo: "Madre, no me gusta llevar una vida lujosa mientras mis súbditos y soldados pasan penurias. He ordenado a Leónidas que revise cada tarde mis cofres y mis armarios para vigilar que no me cueles en mis aposentos cosas lujosas e innecesarias".
Y es que una vida regalada no es un lujo, es un obstáculo hacia el éxito.