En el Barrio de Lavapiés se ubicó antiguamente la judería de la ciudad pero con la expulsión de los judíos de esta zona en el Siglo XV rápidamente se comenzó una cristianización de la zona, bautizando a las calles con nombres de exaltado carácter religioso como “Calle del Amor de Dios”, “Calle de la Fé” o la que nos ocupa en esta ocasión “Calle del Ave María”. No obstante, esta sinuosa vía que va desde la Calle de la Magdalena hasta la Plaza de Lavapiés arrastra además una oscura leyenda.
Una versión que vemos representada en la placa que acompaña la calle y que nos recuerda que esta vía estuvieron ubicados numerosos burdeles. Unos locales en los que se producían a diario escándalos y altercados y que hacían complicado el día a día de los vecinos. Al enterarse de esta situación, el beato Simón de Rojas trató de convencer en numerosas ocasiones a las prostitutas para que abandonasen su actividad peros siempre era recriminado por insultos y amenazas.
Harto de esta situación, el confesor de Felipe II aprovechó su situación para hablar con el monarca y pedir al Rey que demoliese esas problemáticas viviendas, petición que fue atendida de manera positiva. El verdadero escándalo, al parecer, vino con el derribo de las casas cuando en sus pozos se encontraron multitud de cadáveres, tanto de adultos como de niños. Un macabro hallazgo ante el cual, el beato reaccionó exclamando un sonoro: ¡Ave María!
Unas palabras que siglos después siguen dando nombre a la calle donde se realizó el macabro hallazgo…
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