Ha sido una gran ayuda en todo, sobre todo en esas primeras semanas en las que yo no estaba todavía recuperada de la cesárea. Gracias a él pude irme a la peluquería una mañana entera a los 20 días de haber dado a luz, algo que no es ninguna tontería, pues llevaba sin ir muchísimos meses y lo necesitaba, sobre todo psicológicamente, tras un embarazo tan duro en ese aspecto.
Suelo decir que no me necesita, que podría apañarse perfectamente sin mi. Y eso a mi suegra la llena de orgullo, se pavonea ante la gente y se dirige a mi con cierto regodeo, como si fuera algo extraordinario que su hijo fuera capaz de atender a su bebé, como si fuera un favor especial que me hace a mi su hijo.
Esta actitud me enerva enormemente, por machista, retrógrada y por la posición en que me deja a mi. (como chacha de su hijo). Me parece muy triste que una mujer hoy día considere un triunfo y algo fuera de lo común que un hombre sea capaz de cuidar a su hijo igual que lo haría una mujer.
Lamento reconocer que suelo entrar a trapo y termino dicéndole que yo no soy chacha de nadie, que las cosas que hago las hago porque quiero y no porque tenga obligación de hacerlas. Que yo no he nacido sabiendo cuidar un bebé y lo he aprendido sobre la marcha, igual que lo ha hecho su hijo.Y no me corto criticando otras cosas en las que él no se apaña bien, como en vestir o desvestir al niño, o en recordar las citas médicas, porque aquí no hay excusas que valgan. Mi marido y yo somos dos personas capaces, con todas nuestras habilidades intactas y con suficiente madurez y sentido común y, por ello, no tiene nada de especial que uno de los dos pueda cuidar sin ayuda del otro a nuestro bebé.
Cuanto más tiempo paso con mi suegra más me prometo a mi misma que haré lo posible por educar a mi hijo para que sea independiente, para que no necesite a nadie a su lado para hacerle las tareas, educarle en la igualdad y en el sentido común.
¡Qué triste que sean las propias mujeres las que alienten el machismo que todavía queda en nuestra sociedad!.