Comenzaré por decirque soy hincha culé por los cuatro costados, pero fanático ante todo de aquelloque roce la estética, de la búsqueda incesante de la belleza o lo imposible encada jugada. Pero aunque cada fin de semana me solace a menudo con losrecitales de Messi y compañía, me preocupa que el conjunto llamado a recoger elguante futbolístico no responda con las mismas armas.¿Cómo puede unequipo de tanta solera, orgulloso de sus vitrinas plagadas de trofeos, y dehaber albergado a figuras legendarias, abandonarse al recurso fácil delresultadismo? ¿Cómo puede presumir de galáctico si no despliega un juegobrillante, acaso más bien desordenado, errático, más dependiente de la contundenciade Cristiano o algún chispazo de Ozil? ¿Cómo pretende hacerle sombra alBarça si no tiene una filosofía de juegoy vive de la renta que le proporcionan sus delanteros a la caza de erroresrivales? ¿Cómo pretende vender su imagen esplendorosa al resto del mundo si daespectáculos penosos de sus defensas machacando rivales?Y es que el artedel despeje a la tribuna o del leñero haciendo su faena, florece hoy más quenunca en este equipo de Florentino, muy distinto de aquel ‘Floren Team’ (Zidane, Raul, Ronaldo, Figo, etc.). ‘Repartir palo’ha sido recurso de equipos aguerridos como los charrúas o algunos equiposbritánicos que suplían sus carencias técnicas a puro corazón. Pero el Madridactual es preso de sus contradicciones; a todo lo lustroso y a momentos juegobello y sutil de Ozil y Di Maria,corresponde el ímpetu descontrolado de Ramosy sobre todo la violencia intencionada de Pepe, tan rápido en el corte comogeneroso en levantar la pierna a la cara o afilar la guadaña en los tobillos delos rivales.Es verdad, no sepuede exigir elegancia a los defensas, pero no hace falta enseñar los dientescon la belicosidad de un perro de presa para ser un buen guardián del campo. El gran Pepe, eximio leñero comopocos, ha dado ya muestras innumerablesde su dura pegada, como aquel recordado a un jugador del Getafe y cuesta creer que provenga del fútbol másbonito del mundo, aunque no sorprende, Brasil ha dado últimamente otros leñosde lujo como Felipe Melo.Esto de rodearse detorpes con suerte (afortunados por recalar en un equipo de lujo como el Madrid)no es nuevo, ya en temporadas anteriores poblaban el campo algunos troncos comoel maliense Mahamadou Diarrá, maestrodel encontronazo y recordado por haber fracturado el pómulo a un juvenil delSevilla. Hay tantadesesperación en la Casa Blanca por lograr la ansiada décima ‘orejona’, y acabar de una vez con la racha de títulos queviene cosechando el conjunto azulgrana, que Florentino cual general en sulaberinto esgrime la espada de la chequera para forzar la llegada de títulos, ycomo en rio revuelto… todos los clubes quieren hacer negocios con el Madrid,clavarle por ejemplo palos de 30 millones de euros (Pepe) o regalos sospechososcon fino envoltorio de 65 millones (Kaká). Y con la contratación del polémico ysiempre suelto Mourinho, avalado por sus títulos recientes, busca la panaceapara todos sus males. Sé de muchos hinchas merengues que odian toda esa parafernaliade contrataciones lujosas y todo ese circo mediático de Mou, que disfraza consalidas de tono o echarle la culpa a los colegiados arbitrales del mal juegomadridista. Hasta ahora, el portugués ha tenido relativa suerte, porque le hanacompañado los resultados, pero ¿qué pasará si no logra la Champions o pierdeotra vez la Liga, seguirá gozando del favor del todopoderoso señor de losmillones?Empero seríainjusto, no reconocer que la junta directiva ha dado también en el clavo,irónicamente al hacerse con los servicios de jugadores que sin ser tanmediáticos o tan caros, le han dado mejores resultados y alegría a los hinchasmerengues, tan nostálgicos del aquel juego sublime de Zidane. Repasemos algunosde estos buenos ejemplos:Xabi Alonso, es la muestra másevidente de que se puede ser efectivo en recuperar balones sin perder lasformas y la corrección en el campo. Su comportamiento caballeroso y su visión dejuego son ciertamente ejemplares.Marcelo, a pesar de ser blandoen defensa, cada día evoluciona mejor en su faceta ofensiva y considerando quetambién juega contra el legado del icónico Roberto Carlos.Ángel Di María, a pesar de serde naturaleza frágil, poco apto para los balones divididos, sin embargo surapidez, habilidad e imprevisibilidad le compensan con creces, sobre todocuando las defensas cerradas no permiten fácilmente el ingreso al área con balón dominado.Pero es Ozil, sin duda la revelación más gratade futbol elegante, aunque peca a momentos de actitud indolente sobre el campo,sin duda cada día convence más y se gana a la afición a punta de asistencias yregates con la exactitud de un compás. Y considerando la edad que tiene, el Bernabéutiene promesa de buen fútbol para rato.Por el bien delMadrid, por el bien del fútbol y del espectáculo, esperemos que se imponga mástemprano que tarde, el brillo de la virtud sobre el gramado antes que laopacidad de los resultados con sabor a poco.