Estos días de atrás Ojalá Paula ha estado de promoción: durante cinco días se pudo descargar de manera gratuita desde Amazon. No es la primera vez que lo hago pero siempre me sorprendo por el resultado.Parece increíble que, tras unos meses de escasas o nulas ventas de un libro que cuesta 0,89€ y con buenas reseñas, de repente un montón de gente se interese por él, llevándolo hasta puestos bastante decentes en ese ranking del Top 100 de la editorial en el que todos añoramos estar alguna vez, aunque sea en el apartado de "Gratis". La pregunta viene enseguida: ¿hay tanta diferencia entre 0€ y 0,89€? A pesar de los momentos que vivimos, dudo mucho de que la razón sea económica. Parece, sin embargo, que Amazon ha logrado crear una nueva forma de adquirir literatura. En sus fauces se cuecen millones de obras, miles de autores, muchos desconocidos y aquí viene la palabra mágica para casi la totalidad de la humanidad: "gratis". ¿Nos ha convertido Amazon en aquellos abuelitos que iban al banco a surtirse de caramelos sin coste a pesar de que su ingesta se les hacía imposible por lo elevado de su glucosa en sangre? Puede ser: aquellos ancianos tampoco degustaban sus trofeos y nunca me queda claro cuántas de las personas que descargan mi novela terminan leyéndola. A pesar de todo, me gusta pensar que, aunque sean los menos, tendré nuevos lectores, y cuando se es consciente de que vivir de escribir es harto difícil, el objetivo es que la historia que uno ha creado haga disfrutar aunque sea a una minoría.