Todo Estaba montado (paisajes, cámaras, equipo técnico), King Kong estaba quedándose con los números rojos y el cuento de Richard Connell (1924) era perfecto. Así nace El malvado Zaroff, como una intervención de rescate presupuestario, como un verdadero prodigio del reciclaje, de resaca y, suerte para ellos, de plusvalía.Es en esa dimensión satelital, paralela y nocturna a la vez donde los materiales de segunda mano conjuran la siniestra aventura de Robert, un cazador que naufraga con su reloj super archi sumergible y va a parar a la isla que un conde cosaco diseñó especialmente para saciar su obsesión: dar caza a los machos de su propia especie y gozar orgásmicamente, luego, de sus hembras.¿Podrá la experiencia deportiva de Robert salvarlo de las artimañas de Zaroff? ¿logrará resguardar la pureza de Eve, la inteligente sama que llegó también a la isla por los programas de desvío ruso del anfitrión y que ya ha visto desaparecer a tres de sus compañeros? ¿Tomarán conciencia los protagonistas y los espectadores del peligro ecológico que arrastra matar animales por mera diversión? La estructura narrativa clásica (rematada con sus Happy ends) pueden dar respuesta a las primeras preguntas. La última, sin embargo, sólo depende de usted.Les dejo el link para que se deleiten al ver cómo reutilizaron los materiales de King Kong:
EL MALVADO ZAROFF/ THE MOST DANGEROUS GAME (Irvin Pichel, Ernest B. Schoedsack, 1932)- Spoiler-
Publicado el 25 septiembre 2016 por JuliaTodo Estaba montado (paisajes, cámaras, equipo técnico), King Kong estaba quedándose con los números rojos y el cuento de Richard Connell (1924) era perfecto. Así nace El malvado Zaroff, como una intervención de rescate presupuestario, como un verdadero prodigio del reciclaje, de resaca y, suerte para ellos, de plusvalía.Es en esa dimensión satelital, paralela y nocturna a la vez donde los materiales de segunda mano conjuran la siniestra aventura de Robert, un cazador que naufraga con su reloj super archi sumergible y va a parar a la isla que un conde cosaco diseñó especialmente para saciar su obsesión: dar caza a los machos de su propia especie y gozar orgásmicamente, luego, de sus hembras.¿Podrá la experiencia deportiva de Robert salvarlo de las artimañas de Zaroff? ¿logrará resguardar la pureza de Eve, la inteligente sama que llegó también a la isla por los programas de desvío ruso del anfitrión y que ya ha visto desaparecer a tres de sus compañeros? ¿Tomarán conciencia los protagonistas y los espectadores del peligro ecológico que arrastra matar animales por mera diversión? La estructura narrativa clásica (rematada con sus Happy ends) pueden dar respuesta a las primeras preguntas. La última, sin embargo, sólo depende de usted.Les dejo el link para que se deleiten al ver cómo reutilizaron los materiales de King Kong: