Cuando hace días publicamos un artículo sobre el retorno de Pedro Pacheco y sus planteamientos innovadores y genuinamente democráticos, algunos lectores de Voto en Blanco, basados en el pasado de ese político jerezano, expresaron dudas y críticas. Algunos de ellos preguntaron que trae consigo Pacheco en su retorno y que ideas soportan al Foro Ciudadano por el que se presenta. Hemos investigado y hemos encontrado en el "Manifiesto Constituyente" de esa agrupación de ciudadanos un auténtico modelo de democracia ciudadana avanzada, libre y responsable. Si cumplen lo que afirman en ese documento, se convertirán en un modelo a seguir y si triunfan con la candidatura de Pacheco, no me extrañaría que en el futuro otros muchos foros presentaran a candidatos, rompiendo así el lamentable monopolio de la política que ejercen los partidos políticos, agrupaciones desprestigiadas que han despreciado y expulsado al ciudadano, sustituyéndolo por el militante sometido, sin libertad ni autonomía, sin otro criterio que el de seguir la voz de sus amos.
Reproducimos a continuación algunos de los párrafos del sorprendente Manifiesto del Foro Ciudadano de Jerez:
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Todavía en las puertas del siglo XXI, nos encontramos en una época de profundos cambios sociales y tecnológicos, que están transformando todos los aspectos de nuestra vida, (culturales, económicos, ecológicos y sociales). Estos cambios estamos obligados a revertirlos para favorecer el desarrollo de una sociedad más libre, participativa, solidaria y ecológica.
Actualmente la tendencia nos lleva por caminos bien distintos: la resignación, la abulia y el absentismo de la ciudadanía, consagran un mundo más injusto, que la inmensa mayoría de los ciudadanos vivan en condiciones de pobreza y de extrema necesidad, mientras que en una pequeña minoría privilegiada se concentra todo el poder y la riqueza.
Este estado de cosas no sucede por casualidad, ni por generación espontánea. Ocurren porque los ciudadanos las provocamos y las consentimos. Somos corresponsables del rumbo que está tomando nuestra sociedad. Hemos de exigir responsabilidades a nuestros gobernantes, pero coherentemente también tenemos la obligación de asumirlas. Hemos de implicarnos como ciudadanos en todas las cuestiones que afectan a nuestra vida, sean locales, regionales, nacionales o internacionales. Con nuestras decisiones personales o colectivas, podemos hacer que las cosas sigan empeorando o que cambien de tendencia.
Queremos que el FORO CIUDADANO sea un movimiento en el que la participación tenga el mismo peso que el deseo de regeneración. Este nuevo MOVIMIENTO CIUDADANO quiere acoger en sus filas no sólo a ciudadanos descontentos, sino también a los ciudadanos que están exiliados de la política y desamparados.
La oligocrácia de partidos es un tipo de gobierno que elimina todos los contrapesos y vigilancias que la democracia ideó para limitar el poder de los gobernantes y para mantener el equilibrio social: la división y la independencia de los poderes legislativos, ejecutivo y judicial, arrasada por los partidos políticos; la prensa independiente y libre, casi plenamente erradicada de España tras las alianzas entre empresas periodísticas y poder; la libertad y conciencia de los representantes ciudadanos en el Parlamento férreamente sometida ahora a los partidos y la existencia de una sociedad civil fuerte, que en España , acosada por el poder político se encuentra en estado de coma.
Cualquier movimiento político que pretenda tener futuro en la actual sociedad española tiene que apostar por recuperar la democracia y devolver a los ciudadanos, el protagonismo que los partidos políticos y los políticos profesionales les han arrebatado.
Todos los problemas de la democracia se resuelven con más democracia.
Los ciudadanos deben rebelarse y se deben pronunciar. No se fían de sus dirigentes y consideran que la política, de la que dependen sus destinos, es algo demasiado importante para dejarla en manos de ciertos políticos.
La clave del problema quizá resida en el concepto de representatividad. Los políticos defienden algo tan indefendible como que los representantes elegidos por el pueblo tienen libertad total para tomar decisiones y gobernar, mientras que los demócratas y rebeldes creen que la representatividad debe entenderse de otro modo y que los representantes, para seguir siéndolo, deben ganarse constantemente ese derecho a representar ante los ciudadanos que les han elegido y que poseen el derecho a controlarlos ( y evaluarlos constantemente, no solo en época de elecciones).
El bienestar social en las sociedades avanzadas, el creciente malestar político, la globalización, la sociedad del espectáculo, el progreso tecnológico, el terrorismo, el pensamiento único, la ruina de la ética y el profundo deterioro de la política, en manos hoy de profesionales desentrañados del pueblo soberano, a los que sólo les interesa el poder y el dominio, han compuesto un giro de 180 grados en la política , transformando la democracia en un partidocracia, que en algunos países como España, se ha hecho agobiante y muy parecida a una dictadura de partidos.
La esencia de la política ha cambiado, las promesas, los compromisos y los deberes de los gobernantes han cedido el paso a una democracia sistemática del lenguaje y del gobierno cuyo único objetivo es fabricar votantes serviles que perpetúen en el poder a las élites que han ocupado el Estado.
El FORO CIUDADANO cree que ante la gran crisis que es está azotando al mundo, es más urgente refundar la democracia e inyectar ética en la vida diaria que inyectar dinero en el sistema financiero.
En la España actual, las masas idiotizadas sonríen con talante mientras la democracia es acosada. La mentira y la perversión del lenguaje siempre fueron las armas preferidas de los totalitarios para destruir la sociedad y crear otra acorde con sus intereses.
Con la ayuda de las escuelas, la televisión y los medios de comunicación sometidos al poder dominante están creando e imponiendo la nueva ideología. Los demócratas españoles debemos asumir la verdad amarga: los que se atreven a ser verdaderamente libres son “proscritos” en este nuevo mundo que está creando nuestra oligarquía partitocrática.
Mientras la corrupción cabalgue libre por nuestros campos y ciudades, seremos un pueblo sometido y sin futuro.
Sólo así, trascendiendo los limitados y esqueléticos límite del viejo partidismo, reducido a una vergonzosa lucha por el poder, sin ideas propias y en subasta permanentemente, podemos reclutar ciudadanos para este nuevo FORO y presentar a nuestras gentes como una esperanza y una apuesta interesante, de futuro.
Aunque el panorama es ciertamente desolador, existe la esperanza; ahí está, y hay que hacer hincapié en el valor de las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación (internet, prensa independiente, etc.) es un cauce poderoso para el necesario cambio político que merece la democracia; y así debemos instar a los ciudadanos a asociarse, a desmontar el aislamiento, el miedo y la soledad y a agruparse para desafiar a esos partidos políticos.
Hay que ayudar a crear un movimiento ciudadano, que recupere los valores éticos y que auspicie el debate cívico y la discusión, debilitando la política actual por los medios que se nos ocurran; dignificar la política, como para generar transformaciones políticas capaces de despertar a nuevos ciudadanos y liberarlos del impúdico secuestro que de nuestra voluntad, han conseguido esos partidos políticos.
Como decía Martin Luther King, para que alguien se te suba encima, primero tienes que doblar la espalda. El FORO más que militantes quiere ciudadanos libres y celosos de sus derechos. La única forma de regenerar Andalucía y su política y conseguir nuestro despertar es creando una organización de ciudadanos libres, de gente incapaz de doblegarse ante el poder y de no permitir que la corrupción se adueñe de nuestras vidas. No queremos hacer política, sino regenerarla.
Mientras que la economía y la comunicación avanzan hacia la globalización y las tecnologías de la información hacen posible un mundo pequeño con una portentosa capacidad de relacionarse, los seres humanos se refugian cada vez más en su interior y aprenden a vivir en el temor y la desconfianza. Es probablemente la mayor paradoja de nuestra cultura: nunca antes el mundo fue más global, pero tampoco nunca antes el ser humano fue más solitario y receloso.
Hay que advertir el peligro que supone hoy excluir a los ciudadanos del ejercicio de la política, convirtiéndolos en sumisos receptores de servicios y dóciles votantes de urnas sobres listas electorales cerradas, herméticas, elaboradas por ejecutivas para premiar a los mediocres y disciplinados ”políticos profesionales”.
El ciudadano es el gran perdedor en esta batalla porque ha sido expulsado de la política, una actividad noble que ha quedado desacreditada y ejercida en régimen de monopolio por los políticos profesionales. El verdadero ciudadano, celoso de sus libertades y derechos es incapaz de ceder a otros su voluntad política, que es indelegable.
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