Web: Dirección: Rambla de Guipúscoa, 29-33
Precio medio: 12€. Menú mediodía, 10,90€; croqueta de jamón, 1,79€/u; bravas; 3,80€; huevos estrellados con jamón, 8,90; cazón en adobo, 7,90€.
Imprescindible: Coger terraza. Hacerse acompañar de una caña, una ensaladilla y unas croquetas de jamón. Reconciliarse con tu pareja, o con el mundo.
Horario: De lunes a viernes, de 7.00 a 24.00h. Sábado, abre a las 08.00h. Domingo cerrado.
El Manolo
Según Cultibar
Se llama Bar Manolo, como si quisiera abanderar el prestigio de todos los bares de antaño que ahora sufren por modernismos y exquisiteces. Pero éste se llama así de verdad, porque Manolo es el nombre del hombre que fundó este lugar cuando aterrizó de su Sevilla natal. Uno más, como tantos otros -y más en el barrio donde está sito-, de esa oleada migratoria interior del pasado siglo. Bar de barrio, con raíces, de tapas clásicas y excelente ubicación, con una terraza que lo convierte en punto de encuentro obvio. De horario extenso, sirve a todos con camareros de corbata y, ahora, con un renovado interior para avanzar sin perder el pasado.
La reforma del interior, con mesas de madera, pizarra y letras en paredes, se puede entender repasando el final de la carta, donde aparece la sección de platillos. Secreto Ibérico, timbal de escalivada, cazón en adobo, vaca vieja con foie o canelón de carne y bechamel, uno de los platos más demandados. Es el punto gourmet del bar de barrio, el de la vida eterna, el que critica un público ya entendido de la vida sin necesidad de Internet. Y el conjunto se beneficia de su extensa terraza, la que hace pivotar al barrio. Grupos de amigos, trabajadores en tiempos muertos, jubiladas post partida, empresarios de la zona y confidentes. También una pareja que degusta en la última mesa sin hablar. La intersección de Guipúzcoa y Bac de Roda crea ruido. Es una terraza de ciudad en un bar de barrio. En un bar.
La experiencia Cultibar
Camareros con camisa blanca aunque corbata fina. Solera contra guiño actual. Las tapas plasmadas en la carta rendían homenaje a su nombre, aunque cocinadas y presentadas acorde a nuestros tiempos. Barra amplia y sobria contra mesa para compartir propia de los locales más modernos de Sant Antoni. Un "cocktail" que nos permitía disfrutar lo que buscábamos sintiéndonos en el momento presente. Manolo se hace mayor, evoluciona, se empapa de lo que le rodea y cambia porque quiere estar al día. En la terraza, la pareja vuelve a hablar, a sentirse y a mirarse. Aquella tarde, ellos también evolucionaron.