Muchos españoles esperaban que Mariano Rajoy respondiera a la Generalidad ante la élite empresarial catalana desmontando documentalmente su acusación de que el resto de España explota a Cataluña.
Pudo aportar pruebas contundentes contra la falsedad, pero sólo se refirió al independentismo catalán cuando dijo que en Europa las naciones pequeñas son irrelevantes.
Mas le contestó raudo: “Hay países pequeños que viven mucho mejor que en España, con su 27 por ciento de paro”. Lo que es cierto, aunque buena parte de ese desempleo se da en Cataluña.
Al clausurar en Sitges este fin de semana unas jornadas del Círculo de Empresarios, debería haberle advertido a Artur Mas que nadie le “expolia fiscalmente” a los catalanes 16.543 millones de euros anuales, el 8,5 por ciento de su PIB autonómico.
La agresividad de la Generalidad contra otras comunidades, responsabilizándolas del falso desfalco, estaba crecida y provocativa esta última semana con esas cifras divulgadas en medios catalanes espléndidamente subvencionados para crear independentistas.
Rajoy debió rechazar tajantemente la falsedad, especialmente cuando hay numerosos estudios que demuestran sus manipulaciones, fabricadas desleal y torticeramente por la Generalidad.
Varios respetados catedráticos han elaborado otro análisis más correcto y ponderado, el de la carga-beneficio, señalando que Cataluña recibe el 4,015 por ciento más de lo que le corresponde.
Según otra fórmula profesoral, la del flujo monetario,Cataluña sólo recibe el 0,4 por ciento menos de lo que aporta.
Pero esos cálculos son trivialidades, porque aquí todos dependemos de todos: España es como un cuerpo humano cuyos órganos se necesitan mutuamente para sobrevivir.
Rajoy, el Chamberlain actual, no se enfrentó al separatismo en el lugar perfecto para desmontarlo.
Peor aún, lo aceptó al advertir mansamente y apaciguador, en una respuesta torpe e infantil, que “Los pequeños países no cuentan nada en Europa”.
Con la que reconocía la posibilidad de esa independencia y no afrontaba con valentía uno de los retos más importantes de la historia española, desde el de Companys de 1934.
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GALLARDÓN Y GAS SARÍN EN SIRIA
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quiso suprimir el ministerio que ahora dirige y desde el que parece querer suprimir parte del poder judicial. Lo desvela en Elespiadigital.com, que además inserta una información que difícilmente se verá en otros medios, Mercenarios sirios detenidos en Turquía con dos kilos de gas sarín, que señala quiénes usan esos medios de destrucción masiva.
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SALAS