Para muchas de nosotras la maternidad ha sido un proceso vital impactante, revelador, duro y revolucionador… que ha necesitado una vía de escape.
A algunas de nosotras nos dio por escribir un blog y esa iniciativa personal e individual se ha convertido en la suma de muchas, es decir en una gran comunidad, influyente y de gran alcance, que tiene el poder de poner en manos de padres y madres - con muchos miedos y dudas - información muy valiosa.
Así, hace más o menos 6 años, justo cuando Amalia empezó a escribir su blog Diario de una mama Pediatra, la blogosfera maternal experimentó una eclosión y empezó a adquirir relevancia mediática.
En sus inicios la blogosfera maternal estaba compuesta por madres, normalmente primerizas, que escribíamos sobre nuestras experiencias, pero sobre todo, expresábamos nuestras dudas e inseguridades, en definitiva: reflexionábamos sobre lo que nos estaba pasando. Estas iniciativas comenzaban de manera aislada, sin vínculos en la red, y poco a poco, a través del intercambio de ideas, pensamientos y consejos empezábamos a forjar tímidas alianzas y amistades.
Diario de una mamá pediatra, se perfiló como una de sus más destacadas miembros de esta comunidad y, de alguna manera, lideró - junto con el blogs como Me crecen los enanos, Mama sin complejos o Tenemos tetas- la generación de primeras blogueras que hoy llamamos DINOSAURIAS.
Permitidme que haga de abuela cebolleta y me recree en ensalzar a aquellas blogueras dinosaurias que teníamos un punto en común: la maternidad pura y dura, sin adornos. Juntas reflexionamos sobre la maternidad y la crianza, sobre qué tipo de madres éramos o queríamos ser y, sin saberlo, en ese momento fuimos el germen de un cambio de paradigma en torno a la visión de la maternidad. Abrimos una brecha, hasta ese momento inexplorada, que cuestionaba modelos de crianza de moda, rompimos algunas reglas establecidas y, quiero pensar, que ayudamos a algunas madres a ser las madres que ellas querían ser, sin corsés, sin restricciones, sin las reglas dominantes establecidas.
En este contexto, Amalia, que nunca se ha adscrito de forma dogmática a un modelo de crianza concreto, sí nos ayudó a empezar a debatir desde la templanza, la visión más científica de las cosas, en definitiva desde la razón y el sentido común. ¡Ahí es nada!
Como su blog, su libro es una mezcla de sus dos facetas, la de madre y la de pediatra, que la autorizan más - si cabe - para ofrecer opiniones y recomendaciones con la empatía de estar en los dos lados.
Hace 6 años, cuando fui madre por primera vez, habría dado mi brazo derecho por saber todo lo que sé ahora. Me habría evitado muchos miedos, inseguridades, preocupaciones y disgustos… y parte de lo que sé, Amalia me ha ayudado a aprenderlo.
Siempre decimos que los niños vienen sin manual de instrucciones y efectivamente es así, pero si tuviéramos que elegir un libro que ponerle debajo del brazo a cada recién nacido, yo le pondría: Diario de una mamá Pediatra