El arribo de la ballena franca austral a Península Valdés en la patagonia argentina.
En el sur de Argentina, el país que incluye los climas de los seis continentes, hay un planeta: la Patagonia.
Lagos tan grandes como mares, glaciares únicos en el mundo, montañas cubiertas de bosques y nieve perenne, enormes extensiones ventosas y semidesérticas, la ciudad más austral del mundo y aguas de océanos que se enfrentan eternamente, se encuentran, luchan y mezcla: aquí está este enorme triángulo de tierra donde termina América.
Península Valdés, un microcosmos naturalista de incalculable valor ecológico.
En estas costas, un microcosmos naturalista de incalculable valor ecológico, la península de Valdés, proyecta sus playas hacia el mar abierto, donde, imaginaria frontera entre las aguas antárticas y el Atlántico sur, la ballena franca llega al comienzo del invierno del sur (mayo) y llega al Golfo de San José y, en parte, al Nuevo Golfo para perpetuar su especie en un área natural casi incontaminada y donde el observador puede interpretar, disfrutar o estudiar a estos mamíferos gigantes, pero siempre aprende a respetarlos si no a amarlos.
A mediados de año un nuevo sonido se oye en el mar patagónico austral. La ballena franca regresa puntualmente a Península Valdés, en la Patagonia argentina.
Llegan las ballenas.
Como cada año unos 600 ejemplares de cada especie llegan a las tranquilas aguas de los Golfos Nuevo y San José.
Al igual que los lobos y elefantes marinos, las ballenas son mamíferos que se han adaptado a la vida marina.
Pero ellas han ido mucho más lejos en su evolución. Sus extremidades no conservan nada que pueda recordar a su anterior vida terrestre y su enorme peso les impide, por otro lado, subir a tierra.
Tampoco lo necesitan, porque las ballenas a diferencias de los lobos y elefantes marinos se reproduce en el agua.
A pesar de la riqueza de las turbias aguas de la península Valdés, ésta no es un área de alimentación para los cetáceos.
De hecho, durante su estancia en aguas australes argentinas, deben vivir de las reservas de grasa acumuladas durante su larga estadía en el océano.
A pesar de ello las aguas de Península Valdés siguen siendo el lugar elegido para llevar a cabo dos misiones fundamentales: aparearse y traer al mundo sus crías.
La ballena franca austral en peligro.
Sin embargo estas imágenes estuvieron a punto de desaparecer a causa de la caza indiscriminada por parte de los balleneros.
Y la ballena franca austral dejó de venir a estas aguas. Sólo años después e ser protegidas las ballenas volvieron a este santuario.
Después de 50 años después de la prohibición las costas del Atlántico sur comenzaron de nuevo a mostrar presencias de la ballena franca austral.
Una atracción mundial.
En la Patagonia, en la provincia de Chubut, en la península de Valdès, Puerto Piramides, se ofrece la posibilidad, entre los meses de mayo y diciembre, de detectar la ballena franca austral y emocionarse cuando el encuentro ya se anticipa desde la distancia. Ver una ballena con su platija es una vista inusual e inolvidable.
Representan la gran atracción de la península de Valdès, donde alcanzan la costa mostrándose en evoluciones y saltos que se diría que son dignos de un ballet clásico a pesar del tamaño y el enorme peso de los "bailarines".