Eduardo Francisco Rodríguez y Hernández, El Médico de los Pobres, o simplemente “Panchito Rodríguez” como le llamaban tanto ricos como pobres, amigos y desconocidos. Nació en Sagua La Grande el 11 de Mayo de 1852 siendo sus padres José Ignacio y Doña Catalina. Ingresa con solo 9 años en el Colegio de Segunda Enseñanza “Humanidades de Jesús” de Santa Clara y ya en 1865 obtiene el Bachillerato en Artes y comienza la carrera de Medicina en La Habana. En 1868 comienza la guerra cuando cursaba su tercer año y marcho a escondidas de sus padres para los Estados Unidos para incorporarse a la expedición del “Lillian” con armas y municiones para Cuba, pero el gobierno Americano embargó las armas, por lo que continuó sus estudios en la Universidad de Nueva York graduándose de Doctor en 1871. Comienza a ejercer en el “Charity Hospital” de East River, para luego continuar en el “Bellevue Hospital” en 1873 donde adquiere mucha práctica al ser destinado a la sala de emergencias donde realizaba frecuentes operaciones quirúrgicas. Estuvo por Francia y Barcelona antes de regresar a su Sagua en 1874 donde ejerce la plaza de Médico Municipal y Médico del Cuerpo de Bomberos. En Diciembre de 1877 contrajo matrimonio con la Gertrudis Díaz Angueira y se fue a Calabazar de Sagua y Encrucijada donde ejerció hasta 1881. Siendo sus actividades políticas en la organización del Partido Autonomista y sus relaciones con el General Emilio Núñez sospechosas, tuvo que huir a Guatemala por vía New Orleans, y cuando hizo escala en Zacapa, allí le nació su primer hijo. En Guatemala el Gobierno lo nombró como Médico Departamental de Izabal, cargo que ejerció hasta 1884, fecha en que regresa a Sagua y comienza su verdadera historia de filántropo. Esta nueva etapa de su vida es completamente diferente, no ocupa ningún cargo y su economía es bastante modesta, es un simple médico muy preocupado por los más necesitados. Los enfermos acudían a su consulta y él nunca les hablaba de dinero, pagaban lo que podían por sus atenciones o simplemente no pagaban. Sucedía mucho que los pagos por sus curaciones eran tan extraños como gallinas, gallos, guanajos, así como ropa, adornos, sombreros, y algún que otro cerdito en el mejor de los casos. El pueblo entero comenzó a adorarlo y en poco tiempo Panchito era un personaje de leyenda. Otros clientes más pudientes se unieron a su consulta con el objetivo de ayudarlo pero aún así nunca les cobraba, ellos dejaban lo que querían, esa fue su filosofía de por vida. En sus tiempos libres, se convertía Panchito en un verdadero estudioso de Filosofía, Religiones, Teología e Historia; sin abandonar su Medicina y el tema de la libertad de Cuba. Era muy activo en la Logia Masónica donde fue Venerable Maestro. Diez años después de ejercer en Sagua, en 1884 regresa a Nueva York para tomar un curso de Bacteriología y otras asignaturas en el “Post Graduate University”, regresando a Sagua muy contento con sus nuevos títulos y continuando su cruzada de amor. Al estallar la revolución de Baire tuvo que volver a salir de Cuba y se dirigió a Veracruz, Méjico donde se estableció en Orizaba por muy poco tiempo pues regresa a Sagua con su esposa muy enferma y aquí fallece. Al terminar la Guerra de Independencia se le nombró Presidente del Comité Patriótico y desempeñó, por segunda vez, la plaza de Médico Municipal. En 1902 pasó a ser Médico de Visitas del Hospital “Pocurull”, Presidente de la Junta Municipal de Sanidad. y luego Jefe de Sanidad Local hasta 1917, fecha en que renunció. Todo este tiempo Panchito no dejó de atender a todo el que lo necesitaba. Cuando se funda el Dispensario de Niños Pobres por parte del “Bando de Piedad”, fue nombrado su Médico Director y en este noble puesto murió Panchito el 28 de Junio de 1918 sin patrimonio alguno pero con el llanto de todo un pueblo que lo quiso venerar eternamente construyéndole una majestuosa estatua para perpetuar su memoria.