El Medio Oriente y el mundo musulmán en medio de la Segunda Guerra Mundial

Por Joaquintoledo

Escrito porJoaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.

Cuando la segunda guerra mundial, se transformó en tal, luego del bombardeo del 7 de diciembre de 1941 sobre las bases del Pacífico de Estados Unidos, el conflicto aún era favorable al Eje  y en gran parte del mundo se creía que Alemania, Italia y Japón, así como los países satélites de estos, ganarían la guerra. No era para menos. Sea como sea, ya desde antes del ataque japonés, en África y desde Rusia, Hitler buscaba enlazar a sus ejércitos para así poder alcanzar un punto indispensable si quería ganar la guerra: los ricos pozos petrolíferos de Medio Oriente, región que ya había empezado a cobrar importancia desde entonces, y no en los últimos cuarenta años, como muchos creen.

Cuando estalló la guerra en septiembre de 1939 Persia, en particular, se declaró neutral. La guerra parecía estar  muy lejos de su territorio y Turquía, país mucho más sospechoso de aliarse con el Eje, mantenía esa misma compostura y así lo haría hasta finales del conflicto. Sin embargo, el sha Reza, andaba algo preocupado, pues en su territorio contaba con grandes reservas de petróleo y una neutralidad preocupaba mucho a británico y rusos, con los que a decir verdad, jamás había tenido buenas relaciones. Para mediados de 1941 la cuestión era muy sencilla acerca del destino de Persia para los aliados, o se le tomaba a la fuerza, o los alemanes llegarían al Cáucaso y luego continuarían hacia Medio Oriente asegurándose las reservas de petróleo más ricas del mundo después de las de Estados Unidos.

Pero el sha Reza desde su trono, no sabía qué hacer. Permitir una ocupación pacífica ante la insistencia de los aliados significaría una violación clara a su neutralidad y por otro lado los alemanes estallarían en furia, pudiendo tomar represalias si es que ganaban la guerra. Desde sus bases, británicos y rusos, convertidos en aliados tras el inicio de la Operación Barbarroja el 22 de junio de 1941, veían ya con ojos atentos una inminente invasión a Persia. El preludio fue acusar al sha Reza de germanófilo cuando se le exigió expulsar a los ciudadanos alemanes, muchos de ellos por supuesto, espías que se encargaban de sabotear los movimientos de los ingleses, o de informar acerca de los mismos.


Alemania no era la única que violó la neutralidad de los países

Soviéticos y británicos ya se habían puesto de acuerdo. El plan de invasión estaba listo para el 22 de agosto, sin embargo se retrasó hasta la noche del 24 al 25 de aquel mes, por diversos contratiempos de última hora que no llegaron a concretar los planes. El general Novikov fue el primero en dar el golpe, avanzando a través de Azerbaiján, provincia y consiguió tomar Maku y Khoi, no muy lejos de la frontera turco-persa. Luego se dirigió hacia Ardebil y Täbriz, la segunda ciudad persa. Otras fuerzas avanzaron tomando el puerto de Gilan y Mazanderan llegando a Qazvin, tan sólo a 160 km de Teherán. Allí se unirían ambas fuerzas rusas para marchar al sur y unirse a los ingleses. La aviación soviética también avanzó bombardeando varios pueblos, indefensos en su mayoría aterrorizando a una inocente población civil. Al día siguiente se hacía lo mismo en la afueras de Teherán. En el centro de la ciudad se lanzaron octavillas, que sugerían deponer al sha.


El avance aliado por el sur

Ahora bien, los ingleses avanzarían desde Persia meridional a Basora, mientras que otro ataque contra Kermanshah se realizaría al mismo tiempo. Ambos batallones sufrieron algunos retrasos, los iraníes ofrecieron cierta resistencia. Por el sur los ingleses atacaron sin piedad puertos y ciudades, como la de Khorrämshähr, con gran mortandad entre la población civil. Si bien los iraníes se defendieron heroicamente nada pudieron hacer ante un enemigo muy superior.

Mientras tanto el 25 de agosto los australianos consiguen apoderarse de varias embarcaciones italianas y alemanas del Golfo Pérsico, abordándolas, al mejor estilo de los piratas. Los ingleses se hicieron luego con los campos petrolíferos de Häft Kel y de Masjid-i-Sulaiman, luego se apoderaron definitivamente de Khorrämshähr habiendo acaecido un pequeño encuentro con los iraníes. La RAF actuó poniendo fuera de combate a los vetustos aeroplanos persas, sin que siquiera despegaran. En la ciudad de Ahvaz los persas se salvaron de la masacre pues el sha ordenó que no se resista. En el nordeste se produjo un nuevo avance desde una zona de territorio iraquí, Khanaqin. El avance desde este punto fue mucho más rápido y sencillo, si bien se esperó que los persas opusieran mucha resistencia, estos retrocedieron en sus posiciones por temor a ser cercados y aniquilados. La RAF tuvo una participación decisiva en esta etapa pues bombardeo cruelmente las posiciones persas.

El sha lanza un llamado desesperado
Las tropas aliadas avanzaban victoriosas, llegaron a Shahabad y luego, a 20 km. hacia el este hasta Zabiri, donde cayeron en una emboscada pues los persas atacaron con moderna artillería de 155 mm. Por otra parte, Kermanshah estaba a la vista, y los ingleses sabían que dos divisiones y una brigada de caballería persa los esperarían, sin embargo nunca se dio el ataque, pues a las 8,30 del 28 de agosto el general Mukadan recibió la orden del sha de poner fin a la resistencia. Ahora los aliados podían avanzar sin ninguna preocupación, en Qazvin se debían encontrar con los aliados rusos, que por cierto estaban avanzando más allá de las posiciones que les había sido asignadas previamente. Los rusos llegaron a Sinneh a medianoche del 31 de agosto, mientras que los ingleses se establecieron en Sultanabad (Arak) a poco más de 200 km. de Teherán, mientras esperaban noticias de negociaciones de los diplomáticos rusos e ingleses con el sha.

Las entrevistas se habían iniciado ya el 25 de agosto, el 30 se declaró la ley marcial en Teherán, pues algunos militares persas amenazaron sublevarse. El sha reemplazó a su primer ministro e hizo arrestar al de guerra para complacer a los aliados, sin embargo seguía habiendo un asunto sobre el tapete: los ciudadanos de las potencias del Eje. Ante la constante presión que incluyo el ultimátum del 10 de septiembre que exigía la expulsión de todos los ciudadanos de los países del Eje en 48 horas, los aliados decidieron finalmente ocupar la capital. Finalmente, el sha, tampoco logró entenderse con su parlamento, y ajeno totalmente a la guerra, se vio obligado a abdicar a favor de su hijo, el príncipe Mohamed Reza Pahlevi.

El 17 de septiembre los rusos y británicos ingresaban a Teherán, y se acordaron inmediatamente los planes de defensa tanto interna, como la amenaza de tribus kurdas y lurias en las carreteras, así como externa, pues se trató acerca de la construcción de defensas en Persia noroccidental contra una posible invasión alemana, ya sea por el Cáucaso o por Anatolia. Así quedaba finalizada la invasión a Irán, frustrando los planes alemanes de hacerse con el petróleo medio-oriental, además de tener algún tipo de intervención en aquellos lares. Medio Oriente se convertiría en un escenario olvidado de la guerra, aunque sumamente importante, pues en el transcurso del conflicto Estados Unidos, solamente, hizo llegar a Rusia 5 millones de toneladas de armas, municiones y aviones.