agosto 16, 2013 Deja un comentario
En este tiempo he tenido la suerte de trabajar con más 10 gerentes, he sobrevivido a varias revoluciones de las “nuevas tecnologías” (yo creo que de nuevas tienen poco, son ya canosas), a varios proyectos institucionales, hemos pasado del Insalud al Sacyl, de las trincheras de la artesanía informática (la que hacemos con las manos sin un euro), a participar en estrategias regionales, de tener financiación en proyectos punteros de investigación a la pertinaz crisis que nos rodea; de los “moscosos” a las horas “marianas”. Altos y bajos, como un onda sinusoidal que representa la corriente alterna, como al vida misa.
“Hace 7 años, cuando colaboramos con el servicio de hematología en la puesta marcha el sistema de descentralización del tratamiento TAO, un paciente nos contó como le había cambiado la vida. Vivía en un pueblo alejado de la capital y trabaja en el campo, con el nuevo sistema a primera hora de la mañana cuando iba a trabajar, paraba en el centro de salud y le sacaban sangre, cuando volvía a la hora de comer paraba por el centro y recogía el informe con la nuevo dosis de sintron que tenía que tomar. Antes pasaba toda la mañana en el hospital esperando los resultados.”
Además en el hospital confluyen los dos misterios vitales por excelencia; es donde suelen acabar sus días tus seres queridos y donde con nerviosismo desconocido recoges tu descendencia. Muerte y vida, otro capricho más de la bipolaridad humana.
Pero por encima de estas particularidades, la mayor satisfacción de trabajar en el Complejo Asistencial es estar rodeado de profesionales fantásticos; Martín, García, Hernández, Jiménez. González….. Apellidos comunes tras de los que se esconden personas excepcionales. Profesionales discretos, cercanos, que trasmiten confianza, alejados del foco del protagonismo, (antítesis de los “ronaldos” de la investigación y la cátedra), profesionales como la copa de un pino (médicos, enfermeras, técnicos……), preocupados por curar y cuidar y auténticos ídolos para cada paciente. También son mis ídolos que soy paciente; y bipolar que se me olvidaba.