El mejor padre del mundo

Publicado el 20 octubre 2011 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
Mi padre conserva con mimo y nos enseńa orgulloso sus notas de aquellos ańos en los que estudiaba en el Monasterio de Corias, una educación estricta y rigurosa que todavía recuerda y de la que salió airoso con unas calificaciones que esconden tras de sí a un nińo inteligente al que le gustaba estudiar y superarse día tras día.
No corrían buenos tiempos para quienes tenían que ayudar a su familia, así que el sueńo se truncó con la vuelta al hogar y a unas obligaciones que poco tenían que ver con el estudio y más con las propias propias de una persona adulta.
Cada vivencia de nuestra infancia estoy segura de que condiciona nuestra personalidad futura, así que creo que mi padre se convirtió desde entonces en el hombre serio, trabajador y responsable que ha sido durante toda su vida. Pero estoy convencida de que la fecha de su nacimiento condicionó también su espíritu tranquilo, su discreción, ese pasar desapercibido, al igual que esas hojas que durante el otońo van cayendo a nuestro paso sin hacer ruido, aunque sorprendiéndonos por su delicadeza, por su silencio, haciéndonos abrir los ojos por sus hermosos colores, dejándonos disfrutar de su cadencia, de su paz, de sus movimientos pausados.
Hoy mi padre celebra su cumpleańos, cuando ya el otońo, aunque este ańo tardío, ha hecho su aparición, así que es un día de fiesta, de alegría, de estar juntos, de besos, regalos, de amor, un día en el que desde hace ańos seguimos el mismo ritual, una visita a Los Mártires de Valdecuna para recordar esa fecha de aniversario que compartimos y después una comida con la que celebrar ese ańo más que la vida nos permite seguir disfrutando juntos.
De mi padre recuerdo especialmente dos cosas, una educación que en aquel momento me parecía excesivamente estricta, pero que los ańos y la madurez me han demostrado que ha sido sin duda la mejor, que habría podido darme y su afán porque en mis estudios fuera siempre mejor, tal era me imagino su certeza de que esta cabecita podía siempre dar algo más.
Con mi madre comparto físico, tono de voz, fuerza, alegría, pero una buena parte de quién y cómo soy se encuentra escondido en cada uno de los gestos de mi padre, en su forma de querer y de que lo quieran, en su acercamiento hasta el infinito y en su hasta aquí hemos llegado, en su timidez, aunque en mí sea bastante menos aparente.
Pero lo que sin lugar a dudas ha sido y es la luz que guía su vida es su paso por el Club Deportivo Turón, sus fotos, sus anécdotas, sus compańeros, sus goles, sus copas, aquella novia que asistía a sus partidos y con la que compartiría el resto de su vida, la oportunidad de fichar por el Valladolid, aquel entrenador de nombre impronunciable del que tanto y tantas veces he escuchado hablar…
Un hombre sencillo, discreto, poco hablador, el mejor padre del mundo, ese que al igual que en su día dije de mi madre, iría corriendo una y otra vez a buscar, con el que hoy celebraré orgullosa y feliz su cumpleańos. Felicidades papá, te quiero.