Hoy es mi cumpleaños. Algunas de vosotras ya me habéis felicitado por otros lados y os doy las gracias por ello. No sabéis lo bonito que es ir recibiendo mensajes de cariño de personas cercanas, que conoces físicamente y de otras que no sé ni que cara tenéis pero que tengo la sensación de que os conozco y os aprecio desde hace tiempo.
Hoy que cumplo 35 años hago una pequeña reflexión sobre mi vida. Soy feliz y creo que he conseguido el éxito. Eso que tanta gente anhela y que tiene tantas acepciones y matices. Pues yo lo he conseguido. No salgo por la tele; no soy famosa; no estoy forrada (ya quisiera yo) pero tengo una familia indescriptible, un marido insuperable y unos hijos que no tienen comparación. He conseguido todo esto además de un trabajo en el que disfruto, aprendo y comparto grandes momentos con grandes mujeres. Y tengo miles de proyectos que me hierven en la cabeza. Quizás para otros esto no sea el éxito para mí sí lo es, por una razón muy sencilla, porque estoy en paz conmigo misma, satisfecha de mi vida y feliz por todo lo que tengo.
Aun no he recibido ningún regalo material. Pero he recibido cosas mucho más preciosas. El beso de mi marido al despertarme junto a mi pequeño cantándome cumpleaños feliz con un sandwich en la mano coronado con dos velas. Las carcajadas de mi pequeña cuando exprime la vida espachurrando las piernas de su sufrida mamá como si fuera un caballo. El abrazo de una compañera y amiga nada más llegar al trabajo...
Espero que entre mañana y pasado me lleguen los regalos materiales. También formo parte de este mundo capitalista materialista y también disfruto de él, no vamos a engañarnos. Pero la felicidad ahora mismo es mi mejor regalo. La felicidad de tener un hogar y gente que me quiere.
Os dejo con una preciosa cita de Clara Schumann, una gran pianista y compañera del también gran compositor Robert Schumann. Tuvo ocho hijos y una vida de renuncia profesional. Renunció al mundo de la composición musical pero sacó a su familia adelante gracias a su talento como pianista. Esta mujer excepcional escribió en su diario en 1841:
Mi padre siempre me hacía burla de la llamada felicidad doméstica. Cómo compadezco a aquellos que no la conocen. Sólo están vivos a medias. 1
Puedes tenerlo todo, pero tener un hogar al que llegar tras un día duro, no tiene precio.
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1. Historia de las mujeres, una historia propia. Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser Pág. 639