27 estudiantes debían responder a varias preguntas relativas a los regalos que querrían hacer a las personas que para ellos eran más importantes en su vida. La pregunta final les situaba en una situación extrema y la reflexión que conllevó les hizo cambiar sus esquemas.
La reflexión que nos plantea el vídeo implica a chicos y chicas jóvenes en relación a sus padres abuelos, hermanos, amigos, etc. ¿Qué pasaría si la trasladamos a los niños? ¿Cuál debería ser el mejor regalo para nuestros hijos y/o alumnos? Seguro que los niños van a recibir juguetes, pocos o muchos según la economía familiar, ¿pero va a estar entre ellos el que podría ser su mejor regalo?
Está claro que padres y maestros tenemos la conciencia de estar mucho tiempo con nuestros hijos y/o alumnos, pero si nos paramos a pensar: ¿cuánto tiempo estamos o podemos estar por ellos?
Si nos centramos en los padres y las madres me vienen a la mente recuerdos que en su momento me llamaron la atención: el niño jugando en el parque mientras papá lee el periódico sentado en un banco, la mamá amamantando a su bebé mientras chatea por whatsapp, papá y mamá tomando un aperitivo en la terraza de un bar mientras sus hijos corren por la plaza, ... ¿Y está mal eso? No si implica una situación puntual, pero cuando se acostumbra a cambiar el "estar por" por un desconectado "acompañar" entonces... Estamos hablando de algo tan simple como lo es crear vivencias compartidas, juegos, salidas, paseos, risas, diálogos, gustos, etc. Y sí, nuestros hijos nos amarán igualmente hagamos lo que hagamos, pero si no encontramos tiempos para compartir plenamente la vida con ellos no sólo les crearemos un déficit a ellos sino que también nos perdemos de alguna forma maravillosas cosas que su infancia nos puede aportar.
Y sí, también en este tema podemos referirnos al maestro. Podemos ser valorados como educadores excepcionales si estamos por nuestros alumnos en los temas académicos y conseguimos niveles grupales notables. Pero, si no creamos vínculos emocionales ricos con nuestros niños y niñas, si no compartimos su historia y su forma de ser y crecer, si no sentimos una verdadera cercanía emocional y aprendemos a compartir tanto sus alegrías como su tristeza, sino... ¿Estaremos ofreciendo realmente a nuestros alumnos aquello que más necesitan?
"El tiempo es oro", dicen, pero si lo es es un metal precioso que vuela como el viento y al hacerlo se lleva las oportunidades... Apreciar el contacto, la compañía y las vivencias compartidas no pueden ser anhelos incumplidos pues si dejamos que lo sean estaremos perdiendo VIDA y a la vez negándola a nuestros hijos y/o alumnos.
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