Mathilde O'Callaghan Notaro, Tig Notaro, es una cómica estadounidense creadora y protagonista de la serie semiautobiográfica One Mississippi. En ella, la protagonista viaja desde Los Angeles a su pueblo natal del estado de Mississippi para asistir al entierro de su madre, que ha muerto repentinamente. Tig tiene pendiente un mensaje en el buzón de voz que su madre le envió por su cumpleaños días antes de morir. En su día no pudo coger la llamada y no se ha atrevido a oír el mensaje. Lo guarda y va posponiendo el momento de activarlo. Aplaza y aplaza la que sabe será la última conversación. Al final del primer episodio lo escucha. No descubrimos qué dice el mensaje. Ni que decir tiene que la serie es altamente recomendable. Sobre todo si te puedes reír, o al menos sonreír, como lo hace Tig Notaro con su propia desgracia (desgracias, en plural, que son muchas). Pero la escena del móvil me recordó otra historia que conocí en la radio hace unos meses.
María José Mateo, Sesé Mateo, fue la decimotercera mujer asesinada por violencia machista en 2017. Su expareja la mató haciendo explotar su casa con ellos dentro. Toda una vida dedicada al activismo silenciada de repente con dos bombonas de butano y un bidón de gasolina. Silenciada, o no. Porque entre los escombros se descubrió un cuaderno rojo repleto de poemas escritos durante años. Sus hijos tuvieron una última conversación con mamá cuando ya parecía imposible. Y esos poemas son hoy un libro, No camiño do vento.
Qué terrible emoción deben haber sentido estos hijos al leer el cuaderno. Al leer a su madre proclamar "Haz el amor, haz la guerra". Qué vacío enorme debe haber envuelto a Tig al apagar el móvil. Escuchara lo que escuchara. Qué tentación rebuscar entre las cajas viejas, dejar algún tipo de mensaje oculto para cuando ya no estemos. Alargar la esperanza al menos cinco minutos. Descubrir una pequeña sorpresa, un giro final, una (pen)última despedida.
Qué abrumador todo. Podría poner el capítulo dos.
Ojo, suena Sufjan Stevens.