Sin dudas, el desconocido Waltz mereció ganarle al también nominado Woody Harrelson. Sobre todo al principio del film, el actor texano exacerba el estereotipo del militar jarhead. Su personaje, el capitán Tony Stone, queda entonces reducido a una maquieta poco soportable.
En cambio, Ben Foster interpreta de manera más creíble y/o interesante al sargento Will Montgomery. Por lo pronto, los espectadores le descubrimos distintas aristas a medida que avanza la historia de este ex combatiente en Irak confinado a la tarea de comunicar a ciudadanos norteamericanos la muerte de hijos y esposos caídos en Medio Oriente.
En El mensajero también intervienen los reconocidos Samantha Morton y Steve Buscemi en roles secundarios (secundarísimo en el caso del protagonista de Boardwalk empire). La elección de estos actores revela la importancia dramática acordada al momento de la notificación: la desgracia de la guerra adquiere toda su dimensión en ese preciso instante.
El guión de Moverman y Alessandro Camon es más antibélico que el de Vivir al límite (si es que la película de Kathryn Bigelow es digna de esta definición). Quizás su mayor mérito radique en la capacidad para transmitir la crudeza de la guerra sin mostrar un solo enfrentamiento.
Dicho esto, The messenger no deja de ser una producto hollywoodense. La mirada crítica sobre las bajas anuniciadas con toda solemnidad encuentra un límite en el resguardo de las fuerzas armadas en tanto baluarte institucional: así lo sugiere el capitán Stone cuando se refiere al ejército como ámbito de pertenencia y referencia (no sólo para este personaje -creemos algunos espectadores- sino para gran parte de los norteamericanos).