Número de páginas: 480
Sinopsis: Hay novelas imposibles de abandonar una vez leídas las primeras páginas. Historias que reinventan el suspense y hacen dudar al lector cada vez que termina un capítulo. En este thriller absolutamente original y adictivo, Mikel Santiago rompe los límites de la intriga psicológica con un relato que explora las frágiles fronteras entre el recuerdo y la amnesia, la verdad y la mentira.
En la primera escena, el protagonista despierta en una fábrica abandonada junto al cadáver de un hombre desconocido y una piedra con restos de sangre. Cuando huye, decide tratar de reconstruir él mismo los hechos. Sin embargo, tiene un problema: no recuerda apenas nada de lo ocurrido en las últimas cuarenta y ocho horas. Y lo poco que sí sabe es mejor no contárselo a nadie.
Así arranca este thriller que nos traslada a un pueblo costero del País Vasco, entre sinuosas carreteras al borde de acantilados y casas de muros resquebrajados por las noches de tormenta: una pequeña comunidad donde, solo aparentemente, nadie tiene secretos para nadie.
Opinión personal
Desde que salió publicada ‘La ultima noche en Tremore Beach’ he leído todas las novelas de este autor. En esta ocasión vuelve a sorprendernos con una historia original dentro del mundo del thriller. El protagonista, Álex, despierta en una nave abandonada junto a un cadáver, y al no recordar nada, y temiendo que puedan acusarle de asesinato, decide salir de ahí e investigar quién es ese hombre, y qué es ese sitio, por su cuenta. Ahí comienzan a mezclarse sus flashbacks, con la red de mentiras que tiene que ir tejiendo para excusar sus desapariciones, con las cosas que cree saber, aunque sin estar seguro de nada.
Es una novela contrarreloj en la que llegas a pasarlo mal, porque ves como la policía lleva a cabo su investigación, y Álex, por su parte, es un poco desastre en sus propias pesquisas y cada vez todo se lía más.
Esta novela se desarrolla entre Ilumbe y Punta Margúa, ambas localizaciones ficticias ubicadas en la imaginación del autor en el País Vasco, pero que no son difícil de imaginar para el lector gracias a su ambientación. Noches cerradas con lluvias torrenciales, carreteras de montañas repletas de curvas, una antigua casa al borde de un escarpado precipicio... Y si importancia tiene la ambientación, en una novela de este tipo, no menos importantes son los personajes. Es fácil conectar con Álex, porque desde el primer capítulo percibes su preocupación y su inquietud ante todo lo que está pasando, pero también conectas con facilidad con el resto de personajes; Erin, la novia preocupada que intenta ayudar pero no sabe cómo, Dana, la cuidadora del abuelo, que parece tener siempre las palabras adecuadas, y sobre todo él, el abuelo, un pescador vasco que a pesar de los achaques aún tiene mecha de sobra.
Una historia original, con personajes sólidos, una ambientación cinematográfica, y un ritmo adictivo. Una vez más, una buena elección para los amantes de la novela negra y la intriga.