No suelo dormir mucho pero esta madrugada he tenido un sueño que me ha dejado un poco pensativa.
Estaba en el metro de Madrid y quería ir a Chamartín, elijo la línea 1 pero no estoy segura de que esa línea me vaya a llevar donde yo quiero, miro a mi alrededor y no hay ni un puñetero mapa. Me acompaña una extranjera, que en el sueño sé quien es, pero en la realidad no, y me dice que no deberíamos haber cogido el metro, yo pienso que tiene razón, pero ya no hay vuelta atrás. El metro va demasiado lleno y me agobio, un hombre que tendrá entre los 50 y los 60 años me da dos billetes azules y me dice que con ellos podré viajar donde quiera, son billetes para cualquier transporte, yo los miro y pienso que yo no quiero ir a cualquier parte, que quiero ir a Chamartín pero nadie es capaz de decirme cómo llegar y me despierto.
La realidad es que la línea 1 pasa por Chamartín, luego no me había equivocado de metro, sin embargo dudo y el entorno no ayuda. Es como si me estuvieran diciendo: "si puedes ir donde quieras, ¿por qué te empeñas en ir a Chamartín?"
Si pensamos en lugares físicos, siempre se pueden dibujar mapas, pero si se trata de sentimientos la cosa cambia, las distancias se recorren de otro modo y no hay ni aviones ni autobuses ni taxis que te lleven.