Revista Arquitectura

«El metro de Donostialdea puede llegar a ser tan genuino como la barandilla de La Concha»

Por Vilanova_studio
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Manuel Sagastume. Decano del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro
ARANTXA ALDAZ | SAN SEBASTIÁN.
«El metro de Donostialdea puede llegar a ser tan genuino como la barandilla de La Concha»En la muga vasco navarra. Sagastume despliega el reportaje de DV con los siete proyectos preseleccionados para el futuro metro de Donostialdea en la terraza de la Venta de Mugiro, junto a la A-15. / MIKEL FRAILE
Nacido en Donostia hace 64 años, pero pamplonés de adopción, Manuel Sagastume encarna en su persona la singularidad del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro, el único que custodia una profesión en dos autonomías. Estudiaba para ingeniero, pero decidió dar un golpe de timón a su vida y se volcó en la arquitectura. En 2008, llegó al decanato del colegio, en plena tormenta económica. Habla alto y claro. «Todas las ciudades buscan grandes nombres de arquitectos, pero a mí me da mucha pena porque la cantera se queda sin jugar y tiene mucho nivel», reprueba. Sus manos han dado forma al ensanche de Andoain y la nueva estación de autobuses de Pamplona, entre otros. Y ahora le han encomendado una tarea no menos solemne, la de elegir, junto al resto del jurado, el diseño del futuro metro de Donostialdea.
- ¿Alguna pista de lo que deberá cumplir el ganador?
- Lo que tiene que ser es una magnífica unión entre Hondarribia y Lasarte-Oria. Tenemos los siete ejemplos preseleccionados y se han incorporado los cinco internacionales. De ahí resultarán doce soluciones. No veo por qué tengan que tener un rasgo esencial. Hemos elegido siete soluciones muy diferentes de tal manera que en una segunda fase haya donde elegir. Sí me ha sorprendido que hay buenas ideas, básicas, no muy tortuosas.
- Quizá es más fácil saber qué es lo que no debe tener el proyecto.
- Evidentemente el jurado no quería una boca de metro como la de Bilbao, porque para eso estaba muy fácil. Se le llamaba a Foster y terminado. El proyecto no se plantea como una pugna entre Bilbao y Donostia, pero sí está claro que la capital guipuzcoana tiene cosas muy genuinas, y esta puede llegar a ser una más de ellas, como la barandilla de La Concha.
- ...
- He oído y leído comentarios con una equivocación notable. Dicen que se han elegido a siete como de casa, sin tanto nombre, y ahora se invita a cinco famosos a que compitan con ellos. Si hacemos una comparativa con el fútbol, se podrá creer que van a perder 8-0. Sin embargo, creo que no. Porque estos siete han ido por delante y creo que ya han copado las buenas ideas. Los internacionales lo tienen crudo.
- Si Bilbao tiene un arquitecto como Foster, ¿Donostialdea también debería tener un arquitecto cinco estrellas?
- Yo, que presumo de reírme de mí mismo, me preguntaría por qué en Bilbao quieren tener arquitectos internacionales, y los jugadores de fútbol tienen que ser vascos. Pero si eres arquitecto, mejor ser inglés. ¿Por qué no lo hacen al revés? No entiendo esa pasión que tienen por los nombres internacionales.
- Todo el mundo quiere un Guggenheim o un arquitecto estrella en su ciudad.
- Sí, es algo así como 'Póngase una escultura en su vida'. Todo el mundo busca grandes nombres para ponerlos en la ciudad. Por otra parte, yo que represento a todos los arquitectos, me da mucha pena porque toda la cantera se queda sin jugar. ¿Qué hacemos con esa cantera de magníficos arquitectos a los que no damos juego porque contratamos a gente de fuera? Me parece mucho mejor la elección de la cantera, porque hay mucho nivel.
- Sin embargo, en el currículum de un político tener en su gestión el nombre de un gran arquitecto resulta más atractivo.
- Es una situación perversa. De alguna manera se ficha a un gran nombre porque si sale mal la culpa es del gran nombre. Y entonces el gestor del ayuntamiento dice 'Si yo ya he contratado al mejor, qué culpa tengo yo de que haya salido mal'. Supongamos que contratan a alguno con no tanto nombre y el resultado es igual de malo, pero la culpa la tendría el que lo ha contratado porque no ha contratado al mejor. Según ese planteamiento, San Sebastián no tendría la avenida ni el ensanche Cortázar; Bilbao, la Gran Vía; ni existiría el Náutico. Todos eran autóctonos.
¿Polémica a la vista?
- ¿Teme que el diseño del metro pueda provocar una polémica similar a la de los cubos de Moneo?
- No. Todo es opinable, pero aquellas opiniones como que ese edificio tendría que haber sido una copia francesa estilo Avenida me parecen una aberración. Estamos en el siglo XXI. Si no vestimos ropa del siglo XIX, ¿por qué hacerlo con la arquitectura? El marco físico de San Sebastián es inigualable. Es superior en sí misma a cualquier vestido que le quieras poner, porque su cuerpo admite eso y mucho más. Yo defiendo y represento a los arquitectos actuales, que hacen muy buena arquitectura, aunque ojo, también denosto a los malos.
- Desde el 'efecto Guggenheim' a los arquitectos se les atribuye poderes casi sobrenaturales como para conseguir revitalizar una ciudad con un edificio. ¡Vaya responsabilidad!
- Odio esa situación. En el ámbito vasco navarro hay 3.500 arquitectos. Pamplona tiene un nivel de arquitectura de notable alto. En San Sebastián también lo están consiguiendo, aunque se han quedado un poco amarrados a las viejas costumbres. Se quedaron encantados con la Belle Époque, y les gusta ese regusto antiguo, no apuestan tanto por lo moderno.
- Regresó al Colegio en 2008, en la peor época por la crisis. ¿Cómo les ha afectado?
- Hay muchísimo menos trabajo. Y luego hay un viejo refrán que dice que cuando la miseria entra por la puerta el amor sale por la ventana. Afortunadamente, la crisis es selectiva. En el mundo de la construcción y del urbanismo, en el País Vasco y Navarra, la crisis es en algunos casos la mitad y en otros la tercera parte de lo que está ocurriendo en el Estado español.
- ¿Por qué? ¿Estamos mejor preparados?
- En urbanismo no hemos agotado nuestros modelos construyendo en montes, ríos y vaguadas. No hemos sido solo los arquitectos, sino la sociedad en su conjunto, incluidos los políticos que administran. El hotel del Algarrobico es imposible que se hubiera construido aquí. Simplemente porque nadie lo hubiera aprobado.
- Es más optimista.
- Tenemos una tradición de constructores que dominan su oficio. No es por sacar pecho. Hemos cuidado más nuestra casa y ahora aguanta mejor. Yo a veces lo comparo con los barcos. En nuestra tierra cuando no se pesca y no se puede salir, se aprovecha para arreglar las redes, calafatear el barco, pintarlo... Cuando vuelves a salir, el barco está bien, y si te agarra un tormentón, el barco aguanta mejor. En otros pueblos no se hace eso.
- ¿Por dónde camina el futuro de la arquitectura? ¿Debería ser más sostenible económicamente?
- Primero, nos deberíamos olvidar de fastos absurdos, de edificios que no se sabe muy bien para qué sirven, y de la arquitectura del despilfarro que no se sabe bien qué función cumple. Habría que aprender a no volver a derrochar, que sería aplicable en todo. Los arquitectos somos demasiados, nos tenemos que redimensionar laboralmente. Hay que pensar en equipos pluridisciplinares para la complejidad de un edificio. Toca reinventarse a sí mismo. Eso de hacer catedrales de Burgos todo el rato no puede ser. Ya está hecha.
EL PERFIL
Biografía: Nacido hace 64 años en San Sebastián, «en la calle Carquizano», inició los estudios de Ingeniería en Bilbao pero se pasó a la Arquitectura.
Obra: Se ha hecho cargo de buena parte de la restauración del casco viejo de Pamplona. Ha diseñado la nueva estación de autobuses de la capital navarra, el edificio de la Audiencia y el ensanche de Andoain, entre otros proyectos.
«Las ciudades buscan grandes nombres de arquitectos, pero se olvidan de que la cantera es de alto nivel»
«Euskadi y Navarra han cuidado mejor su casa; el Algarrobico nunca se hubiera aprobado aquí»

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