El miedo a la muerte y el bloqueo escritor

Publicado el 28 agosto 2017 por Carmelo Carmelo Beltrán Martínez @CarBel1994
Esta última semana —la última cuando estoy escribiendo este post, que me parece tan tonto todo lo que voy a contar que seguramente pase mucho tiempo hasta que lo publique, que hay entradas más importantes que tienen prioridad— he estado bloqueado a la hora de escribir. No he logrado que naciese de mis manos ni una sola historia, o por lo menos nada decente que compartir aquí con todos vosotros, y la culpa la ha tenido el miedo a un pequeño bulto que me había parecido en la piel.

El miedo a la muerte y el bloqueo lector


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Para que entendáis qué es lo que os voy a contar ahora, lo primero que tenéis que saber es que yo soy una persona algo hipocondríaca. En cuanto tengo algo me imagino las diez formas que me va a hacer morir rápidamente y sin posibilidad de defensa pero, en mi defensa, diré que en esta ocasión mis temores estuvieron acrecentados por las palabras de los médicos.
En un principio este bulto era muy pequeño, pero de la noche a la mañana multiplicó su tamaño. ¡Se hizo enorme! Tanto que al salir de un examen fui directamente al médico para que me tranquilizase y me dijese que no era nada —no en vano, no es la primera vez que me aparecen amigos así y siempre han sido inocuos para la salud—. 
Sin embargo, en esta ocasión todo fue distinto, las palabras de la doctora no tenían certeza y me mandó unas cuantas pruebas más para poder discernir qué es lo que era —y mientras yo empastillado de un lado para otro—.
Al final todo resultó no ser nada, pero ahora que lo miro con perspectiva y que me río de todo el miedo que pasé, me doy cuenta de que hubo un aspecto de mi vida donde noté muchísimo los efectos de este miedo: la escritura. 

Cuando el miedo bloqueó mi capacidad de escribir


Os he contado en innumerables ocasiones que para mí escribir es una terapia, una forma de aislarme del mundo, de todo lo malo que me puede rodear, de mis miedos y de aquello que me frustra, pero en estos días he sido consciente de que no me sirve como venda para todo y que cuando lo que está en juego es físicamente mi salud, sus efectos son, cuando menos, bastante insuficientes.
A lo largo de los últimos años he comprobado en multitud de ocasiones que para cualquier pesar mental es la mejor panacea que he encontrado. Sirve para diluir los malos pensamientos, para transportarme a un mundo mejor, para relajarme, vaya, para dejarme ser feliz durante unos instantes aunque la vida real no merezca la pena alrededor en esos momentos. Y, por contrario, cuando el pesar es físico, cuando el miedo es a algo que no tiene vuelta de hoja, la terapia no funciona.

Mis escritos esta semana


Durante esta semana mi mente creativa ha estado en huelga. No me ha regalado nada más allá de dos microrrelatos y un pequeño poema en prosa del cual no estoy demasiado orgulloso.
Espero que después de hoy, momento en el que todo ha vuelto a la normalidad, en el que los temores se han disipado y todos los informes médicos dicen que solo se han visto fantasmas, vuelva a mí. 
Mientras tanto, al menos, escribo estas líneas para calentar los dedos.
Carmelo Beltrán@CarBel1994