El miedo y el futuro en nuestra condicion de padres.

Por Myriam Cabanillas
El miedo está presente en todas las facetas de la vida y lo condiciona todo.
En ocasiones puede que ayude a evitar ciertos riesgos, pero nos limita siempre, nos coarta, nos corta las alas, traba nuestros caminos y sobre todo: nos condiciona y condiciona todo aquello que toca.
El miedo, es algo que he trabajado mucho en terapia  durante mi proceso de crecimiento personal y que aun hoy sigo trabajando.
Supongo que no hay que dejar de hacerlo nunca, por que el miedo siempre está al acecho, detrás de nosotros como nuestra sombra.
Como lo que quiero plasmar aquí, toca muchos palos de la crianza, voy a realizar una serie de post sobre los diferentes miedos que  sufro como madre y creo que todos los padres y madres con respecto al futuro.
El miedo en nuestra condición de padres, condiciona la infancia de nuestros hijos y por tanto:su futuro.
Voy a poner ejemplos claros (espero) y concisos (lo intentaré):
-La alimentación:
"Mi hij@ no come", "come demasiado", "no prueba la verdura", "solo quiere guarrerías."
¿Os suena alguna de estas frases?
-Los estudios:
"Si no estudias no serás nadie en la vida", " el/la hij@ de Fulanito ha sacado buenas notas y tu no", "si no te aplicas no llegaras lejos", "¿quieres verte como yo?", "Debes esforzarte mas".
¿Y aquí?
-Etiquetas (odiosas etiquetas):
"Eres muy torpe", "muy lent@", "eres muy panfil@", "eres muy sobervi@, "despistad@", "rapidill@"...
-Castigos, amenazas, cachetes:
Rincón de pensar , azote en el culo, bofetada en la cara, capón en la cabeza, zarandeos, empujones, descalificaciones, sacarlos al descansillo, castigarlos sin hacer algo que no tiene absolutamente nada que ver con la "falta" cometida, etc, etc, etc...
-Sueño, chupete, pañal:

"Tiene que aprender a dormir sol@", "Tiene que dejar el pañal antes de entrar en el cole", "Tiene que dejar el chupete ya".
Todo esto y mucho mas, va directamente relacionado con el miedo al futuro.
Sin el miedo al futuro, al "que pasará si no paro/cambio esto ahora que aun estoy a tiempo", estoy convencida de que seriamos mas felices y nuestros hijos también.
Aligeraríamos el peso de nuestras mochilas y dejaríamos de meter piedrecillas en las suyas, que una vez convertidos en adultos, habrás crecido con ellos y serán pesados cantos.
Si queréis saber en que termina esta tanda de reflexiones, no os perdáis el resto de entradas que iré publicando.