Irlanda puede presumir de haber sido en años recientes el país con mayor crecimiento del PIB del Mundo, con cifras superiores al 25% anual para el año 2015, y no menores al 7% hasta el año 2017, cifras oficiales del Fondo Monetario Internacional (FMI). Además de ello, con sus menos de 5 millones de habitantes, es considerado uno de los países más competitivos del Mundo y uno de los lugares donde más ha evolucionado el nivel de desarrollo.
El secreto del milagro económico irlandés puede definirse como la creación de un estado hecho a medida para las grandes multinacionales norteamericanas y europeas. Aunque no se le puede definir del todo como un paraíso fiscal, lo cierto es que el Gobierno irlandés en los últimos años establece impuestos ridículamente bajos a las compañías extranjeras en comparación a otros países europeos. Además de ello, un buen sistema educativo y la atracción de inmigrantes cualificados hacen de Irlanda un país con mano de obra cualificada y además bastante más barata que en muchos vecinos de la Eurozona. Esto evidentemente es una ganga para que empresas como Apple, Alphabet (Google), Twitter o PayPal, que han colocado sus sedes en el país británico para operar en toda la Unión Europea.
Si bien es cierto que durante el apogeo de la última crisis económica entre los años 2011 y 2012 Irlanda, como otros países europeos, han estado envueltos en una grave recesión, el sistema que impulsó el Gobierno durante estos años fue además lo suficientemente efectivo como para reducir el desempleo a la mitad en 4 años, y reactivar el crecimiento de forma exponencial.
Irlanda es un ejemplo de cómo una nación puede hacerse así misma un lugar próspero para la actividad económica, el desarrollo y la innovación.