El militar Calderón

Por Monpalentina @FFroi


Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid, al despuntar el año 1600. Su padre, secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda, quería que fuese sacerdote y a los 8 años le ingresa en el colegio de los Jesuítas. Pero a él lo que le privaba, o lo que experimentó de verdad, fue la vida militar. Con el duque de Frías viajó por Flandes y el norte de Italia y en 1625, luego de tomar parte en varias batallas (hasta luchó en la guerra de secesión de Cataluña en 1640), entra como soldado al servicio del Condestable de Castilla. Persiguiendo a un actor, se enemista con Lope de Vega y arremete contra el orador Paravicino, pero a la par se va ganando el aprecio del rey Felipe IV que comienza a hacerle encargos para los teatros de la Corte.Lo cierto es que de aquella vocación militar vienen estos versos que hoy propongo para recordar a este activo cortesano, entre cuyos discípulos se encuentra Fernando De Rojas y Agustín Moreto.
Este ejército que ves
vago al yelo y al calor, la república mejor y más política es del mundo, en que nadie espere que ser preferido pueda por la nobleza que hereda, sino por la que él adquiere; porque aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace y sin mirar cómo nace se mira cómo procede.Aquí la necesidad no es infamia; y si es honrado, pobre y desnudo un soldado tiene mejor cualidad que el más galán y lucido; porque aquí a lo que sospecho no adorna el vestido el pecho, que el pecho adorna al vestido. Y así, de modestia llenos, a los más viejos verás tratando de ser lo más y de aparentar lo menos. Aquí la más principal hazaña es obedecer, y el modo cómo ha de ser es ni pedir ni rehusar. Aquí, en fin, la cortesía, el buen trato, la verdad, la firmeza, la lealtad, el honor, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, la humildad y la obediencia, fama, honor y vida son caudal de pobres soldados; que en buena o mala fortuna la milicia no es más que una religión de hombres honrados.