Todo comienza con Amelia en su época, que está posando junto a sus padres para un retrato. De hecho, la pobre está tan aburrida de posar que se nos pone en plan Meredith Grey y se pone a hablar en voz en off sobre lo molona que es su vida viajando por el tiempo. Así nos pone, de paso, al día: Ernesto está entrenando a Julián para disparar, aunque éste no está muy contento porque él salva vidas, no las quita; Alonso está aprendiendo cosas sobre el presente e incluso han celebrado el cumpleaños de Velázquez.
Pero, claro, esto es una serie y no todo puede ser súper bonito y tranquilo, así que, mientras Amelia comenta con su voz en off meredithiana que algo chungo is coming, vemos como unos soldados persiguen a dos tíos. Matan a uno y el otro les dice en francés que tiene información secreta para Himmler (no confundir con Hitler): que sabe cómo viajar por el tiempo. Los nazis que, como todos sabemos, son unos tíos súper simpáticos, se cercioran usando pentotal sódico y seguramente tortura.
Por cierto, yo no sabía que la mano derecha de Hitler era un tío llamado Himmler y es un poco maravilloico, ¿no? Quiero decir, es como Hernández y Fernández, pero de verdad. Aunque los primeros no eran unos cabrones tarados, pero bueno.
Ay, que me enrollo: tras la confirmación de los nazis de que el hombre puede viajar por el tiempo, la escena salta hasta la abadía de Montserrat, todavía en los años 40. Ahí, nuestra Carmen Sandiego temporal, es decir, Lola cruza de forma ilegal a dos hombres hasta el 2015 para que empiecen una nueva vida. Se suponía que iban a marcharse con los otros dos (los perseguidos por los nazis), pero consideran que están muertos, así que Lola les da dinero, un billete para Brasil y los envía el futuro.
Y mientras tanto, Salvador está echando la bronca a Velázquez porque éste no deja de intentar contactar con periódicos para quejarse de que restauran mal sus obras. Palabras literales, las dejan como una serie de televisión española: demasiado luminosas. Muy grande Velázquez. Un saludo para los responsables de la serie Alatriste, por cierto, por si se dan por aludidos o algo. Bueno, Salvador le dice al pintor que sabe que usó las puertas para pintarse la cruz de Santiago en Las Meninas, cuando recibe una llamada. Velázquez, a eso se le llama salvado por la campana.
Velázquez sigue en sus trece sobre que no hacen justicia a sus cuadros y se queja de La rendición de Breda, aunque a Alonso le cuadro le gusta porque refleja bien la grandeza del ejército español. Julián le dice que estaba formado por mercenarios, pero Alonso insiste en que los españoles eran los que luchaban y Amelia les recuerda que Espínola era genovés, aunque lo nombraron Grande de España. A Alonso le hubiera gustado luchar junto a él y recuerda que dejó Flandes con una derrota, lo que hastía a Julián... pero la sangre no llega al río porque el jefe les llama.
¿Os acordáis de la llamada que salva a Velázquez de la bronca? Pues no era mala, no, lo siguiente y no, no era de Piqueras. Sino que tiene que ver con los nazis. Salvador e Irene ponen al trío maravilla en antecedentes históricos: en 1940 Hitler y Franco se reunieron para negociar la participación de España en la Segunda Guerra Mundial, pero al final no se llegó a un acuerdo. ¿Por qué? Distintas causas: España estaba hecha mierda en aquel entonces y Franco se vino arriba pidiendo cosas. Sin embargo, a Salvador le han llegado noticias de que Hitler ha enviado toneladas de trigo y, al parecer, Hitler está a punto de aceptar las condiciones de Franco.
Ernesto se pregunta qué querría Hitler de España y eso es precisamente lo que quiere saber Salvador. Éste explica que, mientras Hitler se reunía con Franco en Hendaya, Himmler visitó el monasterio de Montserrat en busca del Santo Grial porque el amigo Hitler estaba obsesionado con el esoterismo y los objetos místicos como La lanza del destino. Julián habla por todos nosotros al decir que eso le suena y yo, mientras escribo esto, tarareo a Indi porque es demasiado épico como para no hacerlo. Ay, Indiana Jones, qué hombre :3
Total, que Salvador envía a Ernesto (que habla alemán) e Irene a Madrid a descubrir qué quiere Himmler. Así, Ernesto se nos infiltra de camarero en el Rich para poner un micro en la habitación de Himmler, mientras asiste a una bochornosa reunión entre los alemanes y un militar español que los invita a una corrida de toros. Nuestros políticos, haciendo el ridículo frente a Alemania hasta en los 40, di que sí.
A todo esto, los dos huidos de los años 40 han descubierto la comida china y uno de ellos se ha puesto malísimo, por lo que el otro tiene que irse solo, aunque llama al médico. Como el enfermito tiene una foto de su familia (a la que no le hace nada de gracia abandonar) y está delirando sobre puertas del tiempo, llama la atención del Ministerio, así que el trío maravilla va a verle al hospital. Una vez ahí, Julián le echa la bronca por viajar por el tiempo sin saber que es alérgico a las gambas, mientras que Alonso se pone en plan chungo, aunque Julián lo para. Eso sí, Julián es mucho más persuasivo al amenazarle con encerrarle en un psiquiátrico. Mmm, Julián, esa estrategia me resulta familiar... aprendemos rápido, ¿eh?
Mientras, los demás están escuchando la habitación de Himmler y Ernestro traduce como el nazi acusa al torero de ser un cabrón asesino. Salvador asiente, diciendo que donde esté Auschwitz, que ese es un espectáculo para toda la familia. Muy surrealista todo, yo es que me parto, en serio. Entonces, a Himmler le llega un telegrama que dice que todo va como querían y que Hitler aceptará la propuesta de Franco, así que ellos irán a Montserrat a buscar el grial de los griales. El amigo Himmler está tan contento que se pone a tatarear a Warner con tanto estilo que, palabras textuales de Salvador, hasta Chiquetete lo haría con mayor solemnidad. No, en serio, las frases de este hombre me matan. Son buenísimas.
En esas, llega el trío para informarles de que hay una puerta ilegal en el monasterio de Montserrat, así que suman dos y dos: los nazis quieren la puerta. Irene se pregunta cómo conocen los nazis la existencia de la puerta y Amelia les responde que por Lola Mendieta. Miradas entre los tres funcionarios con experiencia.
Y vamos con Lola, que se ha reunido con el chivato, que le cuenta una mentira de nada: huyó al ver como mataban a su compañero. Lola le dice que no se preocupe, que le salvará y que no se preocupe por Hitler, ya que no sabe que hay una puerta en Montserrat, sino que cree que está el Santo Grial. Después, se marchan hacia el monasterio.
De vuelta a nuestros protagonistas, Salvador no pierde el tiempo: envía a Ernesto e Irene a Hendaya a impedir que España entre en la Segunda Guerra Mundial a cualquier coste, mientras que el trío va a Montserrat a encargarse de la puerta. Tras una paradita por vestuario y peluquería (de la que Alonso no es muy fan, aunque Julián cree que es peor si irían a ver a Viriato. Uh, eso sería digno de ver, o que se vayan a Atapuerca con el funcionario de la semana pasada), acaban en la Barcelona de los años 40.
A Amelia le da miedo el viajar a su futuro, ya que en los años 40 ella será una anciana. Pero, tranquilos, que ahí está Alonso para animarla: un soldado no piensa en el futuro, porque cada día puede ser el último.
Una vez en Barcelona, Amelia se sorprende al ver cómo está todo, así que Julián le cuenta cosas de la postguerra. Eh, por una vez, es Julián quien ejerce de enciclopedia, qué cosas. Al pasar por una tienda, ven el cuadro de la familia Folch que estaban pintando cuando ella se fue de casa. Eso, evidentemente, turba muchísimo a la pobre Amelia, que decide no pararse, porque tienen una misión importante entre manos.
Y tan importante si tenemos en cuenta que los nazis podrían viajar al presente para conseguir armamento moderno y, al volver, ganar la Segunda Guerra Mundial. Precisamente es eso lo que le cuenta Salvador a Juan (es decir, el alérgico a las gambas), que se niega a creer que Lola esté colaborando con los nazis. Según Juan, Lola sólo está salvando vidas. Salvador no sabe qué hacer con él, así que le deja marchar con la foto de su familia y, cuando Angustias le pregunta qué será de él si vuelve a su tiempo, Salvador descubre que es un republicano que morirá en el 41.
Además, le pide a su secretaria que avise a Espínola, por lo que ella suspira que la situación es más grave de lo que pensaba. Lo malo es que Espínola debe de estar ocupado, porque se ve obligada a dejarle un mensaje en el contestador.
De vuelta a los años 40, el trío es víctima de una broma de los funcionarios que le están ayudando y que fingen una bronca entre picoletos y maquis. El pobre Alonso no se entera de nada, pero los funcionarios se lo pasan chachi piruleta. Qué cachondos ellos, oye. Eso sí, los funcionarios les ayudan: les dan ropas para infiltrarse y los explosivos para volar la puerta. Además, les dicen que si necesitan ayuda, hagan sonar las campanas del monasterio porque hay muy mala cobertura. Soy tan fan de esos detalles.
Amelia sigue preocupada por sus padres, así que Julián le ofrece investigar cuando todo haya acabado, pero ella no está tan segura de querer saberlo. Una vez más, decide concentrarse en la misión, así que, disfrazada de monje, se infiltra para buscar la puerta, mientras los chicos acuden vestidos de Guardia Civil con la excusa de que existe riesgo de atentado.
Y como los nazis ya han llegado, que para eso los ha traído El chivato, sorprenden a Amelia antes de que pueda encontrar la puerta. Al oír un disparo, los chicos van en su búsqueda y se topan con la persecución: un nazi sigue a Amelia hasta el campanario, pero al mismo tiempo ellos son seguidos por otro nazi. El primero coge a Amelia como rehén y les dice que tiren las armas. Y Julián como es Julián y siempre, siempre, se centra en lo importante, comenta que ese no necesita subtítulos, xDD.
Los nazis encierran a los chicos en una habitación y se llevan a Amelia a otra, lo que deja a Julián muy preocupado, aunque Alonso conserva la calma. De hecho, le pide que le cuente un chiste del que antes habían hablado los otros funcionarios. Así que Julián se pone a explicarle toda la película, al mismo tiempo que Amelia se reúne con Lola que decide aprovechar la ocasión y les dice a los nazis que sabe dónde hay un montón más de puertas.
En esas, llega Himmler al cual el prior vacila con una clase sin igual: le deja claro que no hay ningún Grial, que lo único que tienen es La Moreneta, pero Himmler se niega a besarla porque es negra. Bah, será rancio. El prior, bastante asqueado con los nazis, les deja muy claro que no puede prohibirles el paso, pero que se quedará en su habitación hasta que se larguen y que no rompan nada, porque deben temer su ira, no la de Dios. Definitivamente El prior-Khan se va a su habitación a cantar I'm a boss, bitch, porque eso totalmente su canción.
Himmler, ajeno a que El prior-Khan es un boss, se reúne con Lola, que le habla del Ministerio del Tiempo y sus puertas.
Pero tranquilos, chicos, que El prior-Khan no es el único boss o ídolo de la serie, que ahí está Alonso. Durante todo este tiempo, Julián ha estado explicándole el chiste famoso. Al ver que los nazis llegan, Alonso empieza a gritarle a Julián que se calle, que está harto (evidentemente Julián alucina pepinillos) y acaba usándolo de arma para noquear a un nazi. Luego se esconde y se carga a otro, mientras le reprocha a Julián que no luche mejor, pero éste sigue resistiéndose porque salva vidas, no las quita. Alonso, ante todo es práctico, y dice que la primera vida que debe salvar es la propia.
Y mientras los chicos van al rescate de Amelia, los nazis empiezan a cruzar la puerta hacia el 2015 para dominar El ministerio del Tiempo. Lo mejor es un señor random que pasa por ahí y, al ver a los nazis, se queja de que estén rodando otra película de guerra.
En el monasterio, El chivato le recrimina a Lola lo que ha hecho, pero ella considera que él es peor, pues ha matado a toda la gente que no podrá salvarse al cruzar la puerta. El chivato se excusa diciendo que le han prometido ir al futuro... pero es mentira cochina, porque los nazis se lo cargan ahí mismo. En serio, ¿quién confía en los nazis? ¿Quién?
El resto de nazis llegan al Ministerio del Tiempo justo cuando Salvador, harto de que Espínola no le haga ni caso, decide evacuarlo. Pero Salvador no es el único con puntualidad británica, ya que entonces rescatan a Amelia y deciden avisarle de que los nazis are coming, pero, claro, es demasiado tarde, porque éstos se han apoderado del Ministerio. El trío no lo duda ni un segundo y deciden pedir ayuda a los paquis, que es como Alonso llama a los maquis, para ir a salvar al Ministerio.
Por su parte, Ernesto e Irene está en el tren de camino a Hendaya, donde están reunidos los bigotes más tristemente célebres de la historia, para detener el trato. Irene se queja de que nunca le toque seducir a una mujer hermosa y, de paso, cuenta que ha conocido a Ava Gardner, aunque debe de ser la única que no presuma de ello. Mujer, que Ava Gardner es Ava Gardner, una debe hacerse un selfie con ella, hombre ya. Ernesto comenta que ha conocido a muchísimos cabrones e Irene intenta sonsacarle de qué época es y Ernesto se sale por la tangente diciendo que es tan lejana que ni siquiera la recuerda. Yo voto por la Edad Media, por cierto.
Ernesto tiene que reunirse con Franco, ya que éste necesita a alguien que hable alemán. Es que al chaparrito el inglés sí, pero el alemán se le da fatal y, encima, le preocupa la reunión con Hitler porque es un estirado. Yo me lo imagino escribiéndolo en la puerta del baño del tren, pero eso son cosas mías.
Tras presenciar parte de la reunión, durante la cual recibe una llamada, Ernesto confirma sus temores: la historia está a punto de cambiar. El problema es que, como están fuera de España, sus móviles no funcionan y, por tanto, no pueden contactar con el Ministerio. Irene le recuerda que el trío está en Montserrat en la misma época que ellos, así que puede llamarlos desde la estación.
Irene llama a Julián, que le explica que todo va como el culo, lo que significa que los nazis han tomado el Ministerio. De hecho, en ese momento vemos el presente, donde tienen a los funcionarios retenidos en el comedor. Velázquez está dibujando, tan ufano, algo que Salvador no duda en comentar; el pintor replica que si no dibuja, se caga ahí mismo, así que Salvador cree que es mejor que siga pintando. Velázquez, por su parte, se lamenta de la cantidad de cuadros que se perderían si él muere en ese momento. Yo, por la mía, pido que Salvador y Velázquez tengan que hacer una misión juntos porque eso tiene que ser la bomba.
De vuelta en el tren en 1940, Irene y Ernesto toman la determinación de matar a Hitler, ya que la situación es un poco bastante desesperada y... bueno, es que es Hitler, como bien dice Ernesto, a lo mejor mejoran la historia y todo. Ernesto va un momento al baño, donde se encierra, se mira en el espejo y saca algo de su bolsillo... que está a punto de irse por el desagüe, pero al final lo atrapa a tiempo.
El trío y los maquis llegan hasta la puerta ilegal y apresen a Himmler, un nazi y Lola, que les arenga a que se vayan porque no hay tiempo que perder. Alonso se ofende ante su mera presencia, pero Lola les dice que les ha estado ayudando todo el tiempo: el Ministerio tiene sus propias fuerzas y ella, en realidad, ha enviado a los nazis a una muerte segura. De hecho, es que vemos como en El ministerio llega Espínola dispuesto a patear culos y no veáis cómo mola todo.
Alonso decide llevarse a los dos nazis de escudo porque un buen ejército nunca dejaría morir a su general y todos cruzan por la puerta ilegal. ¿Todos? ¡No! Porque Amelia se queda vigilando a Lola. Ésta no deja de sonreír y le da conversación a Amelia, dejándole claro dos cosas: no la va a disparar y no le conviene matarla. Amelia se sorprende y le pregunta si la conoce, a lo que Lola empieza a soltarle datos. También le explica que ella ha estado salvando vidas, enviando al futuro a gente que iba a morir en la Guerra Civil y que intentó cambiar la guerra de la Independencia para que España cambiara para bien. También cree que El ministerio les tiene engañados, que se podría cambiar la historia y arreglar errores. Después, Lola se marcha, prometiéndole a Amelia que le contará más cosas sobre ella, pero en otro momento.
Y yo tengo una teoría sobre Lola, aunque la voy a dejar para el final.
Porque encima viene una escena súper molona, en la cual Espínola (antepasado de Bruce Willis, es decir, que es un tío chachi) le explica al nazi que sabe español que se ha cargado a todos sus hombres y que, si se rinden, serán tratados con honor. El nazi amenaza a Salvador, lo que hace que el pobre Velázquez se desmaye, cuando llegan los demás con Himmler. Y, claro, ante la posibilidad de que Alonso se cargue a Himmler, el nazi libera a Salvador. Éste, que es otro boss, le deja muy claro a Himmler que o llama a Hitler para que no pacte con España y no vuelve a saber de ellos en la vida o hará que maten a los señores Himmler antes de que se conozcan. Joder, qué poderío, eso es una amenaza y el resto tonterías.
Aprovechando la situación, Alonso se pone en fangirl mode on con Espínola, que le dice que él también es grande aunque no tenga título. Oye, pues Espínola no sólo es un tío chachi, sino que es amor.
De vuelta al tren, Ernesto ha vertido cianuro en el agua de Hitler, pero al final no tiene que usarlo porque es cuando Himmler llama para que no se pacte nada. De hecho, Hitler está tan decepcionado que jura que antes se corta el pene que reunirse otra vez con el chaparro. Mmm, ahora que lo pienso, Hitler no tuvo hijos, mmm.
Después, los chicos se reúnen con Amelia, que está sola, pero Alonso le dice que lo entiende, que Lola tuvo que ser una gran agente del Ministerio. Están hablando, cuando los otros funcionarios deciden hacerse una foto con los nazis arrodillados, para fardar y eso. Los funcionarios maquis son lo mejor y espero que vuelvan a salir alguna vez, porque, en serio, molan mil.
Entonces, para acabar el episodio, Amelia se pone en plan Meredith Grey de nuevo y mientras habla, vemos que Angustia es una Lannister (que calladito se lo tenía) y que siempre paga sus deudas. Vamos, que como Juan la ha salvado, ella a cambio le encuentra a su hijo... que en el 2015 es un viejo. El descubrimiento es tal que, a pesar de que Salvador le ofrece trabajar en El ministerio y le cuenta que morirá pronto, decide regresar a casa igualmente porque quiere ver a su hijo crecer, aunque sea un sólo día.
Pero Juan no es el único que le echa un vistazo al futuro y es que Amelia decide investigar el suyo propio y descubre que su casa está abandonada, no se sabe nada de su familia, así que va al cementerio, donde encuentra su propio tumba. Ahí descubre que le quedan cinco años de vida, se va a casar y tendrá una hija.
Vale, y aquí es donde entra mi teoría. ¿Vale? Es una teoría, probablemente no acierte, porque tiendo a pasarme con mis elucubraciones, pero ahí va: Lola es la hija de Amelia, de ahí que conozca tanto de su vida. Yo creo que, por algún motivo, Lola tarda en descubrir que Amelia Folch es su madre y, cuando lo hace, ya es una funcionaria, así que quiere hacer lo que querría hacer cualquiera: salvar a su madre. Sin embargo, como el pasado no se puede cambiar, no le permiten hacerlo, lo que provoca que se cabree y que tenga ese resentimiento contra el Ministerio que la lleva a actuar por libre y salvar a personas.
No voy a entrar en que eso puede traer consecuencias horribles, que creo que pasará (no sólo salvas a una persona, sino que empiezas a crear todo un árbol de descendientes que no debería existir), pero sí que diré que Lola era pareja de Irene. Sí, sigo empeñada. Sí, seguramente son paranoias mías y luego no será y tendré que escribir un fanfic para consolarme, pero, vamos, yo creo que Lola e Irene eran pareja. Irene, al creer que Lola está muerta, decide honrarla, yendo a buscar a Amelia, su madre, para que, al menos, pueda cumplir sus sueños (la primera universitaria tiene que desear que se amplíen sus horizontes como lo harían en el Ministerio). Oye, a mí me cuadra todo, otra cosa es que no acierte, pero bueno.
Y eso es todo por hoy, la semana que viene más y encima nos toca la Inquisión y que la Queen Isa aparezca más allá del Skype ;P