Así que me dejo de enrollarme, que no soy TVE con sus resúmenes pre-episodio, y paso a analizar el episodio... a mi manera, vamos, con tontás a mansalva. Y como este episodio ha mezclado una misión con la situación del Ministerio tras el final de temporada, primero voy a centrarme en la trama principal y luego os resumo la otra parte.
La historia arranca en Valencia en 1000 con un par de encapuchados grabando con una Súper 8 una pelea súper molona de un hombre contra un sarraceno. El hombre gana, pero entonces ve a los dos encapuchados, así que se pone en plan guerrero otra vez y se acerca... con tal mala pata que en ese momento el sarraceno (que no estaba muerto, estaba de parranda) lo atraviesa con su lanza de punta a punta... y, sí, no se me pasa lo mal que suena. Corramos un tupido velo, sobre todo porque uno de los hombres se lo carga con un par de tiros y entonces le echa la bronca al otro por tonto y porque han provocado la muerte del Cid veinte años antes. Seh, eso es liarla parda y no lo de la pava con los productos químicos.
En la actualidad, Alonso está a punto de probar las patatas bravas (cuyo nombre aprueba porque es muy español... y muy él, también. Ay, Alonso, lo que te he echado de menos), cuando aparece Julián que, por lo que parece, acaba de volver al Ministerio. Reencuentro alegre con los demás, un poco raruno con Amelia porque, recordemos (ponedle el tono de voz del narrador de Jane the Virgin) que Amelia vio una foto del pasado y su futuro donde salía con Julián y un bebé.
Velázquez le ha pintado un retrato a Julián y Ernesto y Angustias trollean un poco a Alonso porque las muy españolas patatas bravas le pican mucho. Julián pregunta por Salvador, que está reunido con Torres, pero de eso hablaremos luego. Mientras, me voy a recrear en la cara de Alonso sufriendo el picante porque, para qué mentir, mola mil.
Tras que el recreo acabe, Velázquez les comunica que se va a una charla sobre él y la edad de oro del ejército español, lo que hace que Alonso se apunte con la misma rapidez que una talifan de Justin Bieber se va hacer cola para ir a uno de... ¿lo llamamos concierto? Eso propicia que Amelia y Julián se queden a solas y hablen de cosas importantes: lo de acompañarle a "salvar" a Maite, lo de la nieta de ella, que el Ministerio vuelve a Julián loco pero que es lo único que tiene... La pobre Amelia no deja de recordar la foto, ahí, al borde del ataque de nervios, pero es salvada por la campana cual Zack Morris, ya que la llaman para una misión.
A ella y a Alonso, ya que a Julián le dan con la puerta en las narices... y nunca mejor dicho, que un poco más y Salvador le tatúa su puerta en la cara. Salvador les explica la misión, que tiene que ver con El Cid: en Valencia ha aparecido unos huesos que parecen suyos, pero a su vez (como Ameliapedia señala) hay otros en la catedral de Burgos, que también lo son. Así lo demuestra el ADN. Amelia y Alonso no tienen ni idea de qué es el ADN, así que Salvador intenta explicárselo, mientras Ernesto goza de lo lindo al ver en el jardín en el que se ha metido su jefe.
Según Salvador, el ADN es algo que tenemos todos, incluido Alonso, que nunca ha notado nada raro y se mira la mano como si le fueran a salir las letras ADN de repente o algo. Ernesto, entonces, se apiada de todos y le explica lo que es en plan sencillito. Yo voto porque a Alonso le pongan Érase una vez el cuerpo humano y luego Érase una vez el hombre y el resto de las series, que seguro que aprende mucho.
Salvador también explica cómo consiguieron el ADN del Cid y que lo de los huesos de Valencia no está tan claro porque junto a los huesos hay un anillo que perteneció al Cid y la Tizona. Porque, sí, la de la catedral de Burgos es atrezo comprado el Toledo. Ay, qué me da.
A Alonso no le salen las cuentas con los Cid, ni a Salvador tampoco, así que los envía al pasado... para desesperación de Alonso, que le parece fatal eso de ir a arrancarle un diente a su adorado Cid. Ernesto intenta hacerle ver que es más sencillo, porque está en la saliva (lo de los esputos tampoco convence a Alonso) o en un vaso, lo que ya le deja totalmente descolocado. En serio, chicos, ponedle las series de Érase una vez.
Como Julián está en el banquillo, Salvador les ha buscado un refuerzo de categoría y es entonces cuando aparece... tachán, tachán... el grandísimo Ambrosio Spínola petándolo desde que aparece. ¡Ay, cómo mola que Spínola is back!
Los tres van a Valencia en 1099 y, al salir de un arcón, Alonso ve a un árabe y se china un poco. Se tira dispuesto a cargárselo, apoyado por Spínola, por lo que Amelia tiene que 1) impedir que maten al pobre funcionario-árabe y 2) explicarles de dónde viene el conflicto. El funcionario les da un mapa para que puedan ir al encuentro del Cid y, a cambio, recibe una disculpa de Alonso, que culpa de la situación a su ADN.
La patrulla viaja hasta que es de noche, cuando Amelia decide acampar. Aprovechando que están a solas, Alonso expresa su preocupación por Julián, ya que cree que sigue lleno de ira (y recordemos que, según Yoda, la ira lleva al lado oscuro). Eso sí, es aparecer Spínola y Alonso dar un brinco del quince y cambie completamente de actitud, no sea que Spínola descubra que tiene sentimientos y preocupaciones como todo hijo de vecino. Nada, será culpa del ADN.
Spínola, por cierto, no comprende que una mujer sea la jefa y se pone a soltar lo típico de "las mujeres no saben leer un mapa" (leedlo con tono burlón de bla, bla, bla), por lo que Amelia se rebota. Entonces, Amelia demostrando la ídola magna que es, se pasa por el forro el discurso de Spínola de "yo molo un huevo" y le pega un repaso a zascas que no sólo lo deja temblando, sino que Spínola se ofrece a hacer la cena. Amelia, reina inconmensurable de los zascas, le exige que estén bien hechos.
Spínola sigue enfurruñado por el repaso y Alonso aprovecha para trabar amistad. De hecho, hasta le enseña cómo usar un mechero (o pequeña máquina de hacer fuego, depende de si lo decís en español o en Alonso) y Spínola flipa un rato. Por desgracia, no muestran el momento contar historias de miedo y cantar cumbayás en la hoguera (yo quiero creer que eso pasó) y saltamos a la mañana siguiente, cuando la patrulla es rodeada por El Cid y sus hombres.
El Cid es el hombre que hemos visto al principio del episodio, el que se ha cargado al sarraceno a tiro limpio, pero eso la patrulla no lo sabe. De hecho, todos están bastante emocionados por conocerlo. Aunque, eso sí, la calma dura poco, pues se ven atacados y tienen que luchar, lo que hace que Spínola se nos venga arriba y suelte: yipi ka yei, ideputas. Y yo acabo de pegarme tal jartá de reír que casi acabo como las comadrejas de Quién engañó a Roger Rabbit. Best quote EVER!! Grandeza de frase, en serio.
Total, que el team Cid gana la batalla y vuelven al campamento, congratulándose de lo buenos guerreros que son, mientras la pobre Amelia tiene que aguantar testosterona a destajo. Esa noche, cenan con El Cid y su esposa, Jimena, y los chicos están súper emocionados escuchándole hablar de sus hazañas, mientras que Amelia está un poco mosqueada con el supuesto Cid. Como es muy lista, le pregunta por la jura al rey Alfonso y El Cid 2.0. lo cuenta en verso, citando literalmente El cantar del Mío Cid.
Cuando el matrimonio se marcha, Spínola bebe sin querer de la copa del Cid, así que estropea la posibilidad de coger su ADN. Spínola alucina por el hecho de que el ADN también esté ahí y Amelia está a puntito de estrangularle ella misma como Homer a Bart. Sí, en mi mente esa escena era exactamente así.
Amelia, además, insiste en que deben conseguir el ADN para probar que el Cid 2.0. es un impostor, algo que a los chicos no les entra en la cabeza porque si habla como el Cid, pelea como el Cid y está casado con la esposa del Cid, tiene que ser El Cid. Amelia insiste en que el saberse el Cantar es prueba más que suficiente, pero Spínola no le hace ni caso, aunque Alonso sí que le pregunta por el tema. Amelia explica que hay una diferencia entre el romancero viejo y la realidad, pero Alonso sigue sin estar convencido. Si es que, claro, en un Cidiver, como para aceptar lo que pasa con facilidad.
Amelia, por su cuenta y riesgo, sigue al Cid 2.0. hasta su tienda, donde el Cid 2.0. demuestra que es súper aplicado, pues se está estudiando el Cantar... con un bolígrafo incluido. El Cid 2.0. aprovecha para mirar unas fotografías de una mujer.
A la mañana siguiente, Amelia contacta con el Ministerio para informar y casi es descubierta por Jimena. Amelia sale de paso diciendo que estaba rezando y Jimena la informa de que sus hombres se han ido a luchar con El Cid 2.0. Hay quienes se van de juerga y estos se van a pelear con El Cid, oye. Bueno, Amelia, por su parte, se cuela en la tienda del Cid 2.0. y descubre que tiene un arcón con libros sobre el Cid, fotografías varias y que una de ellas está hecha en el Ministerio.
Al salir de la tienda es vista por Jimena, aunque no se da cuenta. De hecho, bastante tiene la pobre Amelia con abroncar a sus dos compañeros (que siguen tan felices peleando al lado del Cid, pero felices en plan estar en Disneylandia), aunque Alonso le trae sangre del Cid 2.0. Amelia le da las gracias y les informa de su descubrimiento, pero tampoco tienen tiempo de mucho, pues son apresados y encerrados en una mazmorra. Jo, a Jimena le ha faltado tiempo para irle con el cuento a su esposo.
El Cid 2.0. va a verlos a la celda y reconoce que es un funcionario. Eso, más allá de deprimir a Spínola, le impresiona, ya que le dice que debería ser el Cid. Entonces, El Cid 2.0. se da cuenta de quién es Spínola, así que ambos se ponen a fangirlear con el otro, ya que son fans, aunque Alonso le considera un traidor y todos sabemos cómo se pone con los traidores. El Cid 2.0. no consiente que le llamen así, ya que lleva veinte años alejado de su familia por una misión y, claro, no es plan.
Tras enterarse de por qué han venido y prometer arreglar el tema del anillo, El Cid 2.0. les cuenta su historia: en 1960 Charlton Heston, por motivo de la película sobre El Cid que rodó junto a Sophia Loren, se entrevistó con Menéndez Pidal, presidente de la Real Academia y experto en el tema. El señor Heston es un lerdo de mucho cuidado, que pone al pobre Menéndez Pidal tan al borde de darle una hostia que lo manda a freír espárragos. Heston, entonces, se cabreó y decidió no rodar la película por no tener suficiente material para interiorizar al personaje.
Como el método Stanislavski les pilla un poco lejos, Alonso y Spínola no entienden nada, pero culpan de todo al ADN. Yo pienso tomar ejemplo y echarle la culpa al ADN cuando pierda algo o haga cualquier pifia, por cierto.
El Cid 2.0. se extraña al oír eso del ADN (que tiene la culpa de todo), pero Amelia le pide que continúe. Cuando a Menéndez Pidal se le pasó el cabreo, le pidió al Ministerio el favor de que rodaran un documental del Cid para que Heston pudiera interpretarlo. Pero, claro, con la cagada El Cid murió 20 años antes de lo previsto, así que El Cid 2.0. vuelve al Ministerio y su jefe, además de echarle la bronca, decide que suplante al Cid para que la historia no cambie. Así que el pobre Cid 2.0. lleva 20 años alejados de su familia, dispuesto a morir por la misión.
Amelia intenta convencerle de que no es necesario que muera, pero El Cid 2.0. juró hacerlo y lo hará, así que, como quedan treinta días para que llegue su hora, les promete que, cuando eso pase, Jimena les liberará.
Al día siguiente, El Cid 2.0. está a punto de ir a la batalla, cuando Jimena le pide que no vaya, pero él la tranquiliza diciendo que sólo va a vigilar. Tras besarse, Jimena le pregunta por sus invitados, pero él vuelve a decirle que todo está en orden. Los invitados/presos están comentando la situación, ya que los chicos creen que El Cid 2.0. es un grande, un valiente y demás, mientras que Amelia sigue emperrada en que es un timo, aunque Alonso cree que es más importante la leyenda que la realidad, ya que la historia es el relato de los vencedores y no la realidad en sí.
En esas, aparece Jimena para hablar con Amelia. Resulta que Jimena siempre ha sabido que su marido era un impostor, porque era mil veces mejor que el anterior: es noble, generoso, cariñoso y lucha por la justicia. Y encima está muy bueno. Ay, omá. Bueno, que se me va la pinza, Jimena sólo quiere que Amelia le rellene los huecos que no se atreve a preguntarle a su marido, por si eso le hacía irse. Así, Jimena descubre que su marido estuvo casado en otro tiempo con una tal Aurora y la pobre se queda afectada y, claro, no ayuda que Amelia le pida que convenza al Cid 2.0. de que no luche, pues morirá. Jimena no quiere ni oír hablar del tema, pero justo en ese momento lo traen seriamente herido.
El pobre Cid 2.0. se está muriendo y, jo, se me rompe la patata porque yo aún esperaba que inventaran algo para salvarlo. Total, que el hombre pide ver a la patrulla para decirles que no va a poder cumplir la misión y que va a atacar Yusuf y que se le ha ido la historia de las manos porque no va a morir cuando debe y así nadie montará su cadáver en su caballo. Entonces Alonso le jura que él luchará en su lugar, así que El Cid 2.0. le cede el título junto con el anillo. También les dice dónde están los huesos del verdadero Cid para que todo se haga como dice la historia.
Amelia, entonces, le pide a Alonso que no haga nada, pero él lo ha jurado y está más que dispuesto a hacerlo por un compañero. Alonso le pide su bendición a Amelia para luchar más tranquilo y ella se la da, aunque se la ve muy preocupada. Total, que Alonso y Spínola van a luchar, pero antes Spínola le habla a Alonso de cómo va a acabar su vida y de que acabó sin honor, ni reputación y vilipendiado por su rey, así que le da igual morir en batalla por El Cid 2.0.
Mientras Alonso ejerce de Cid 3.0., el anterior está en su lecho de muerte, dándole las gracias a Jimena por no haber despreciado a un impostor, pero ella le dice que él es su auténtico marido. Entonces, el pobre Cid 2.0. cree ver a Aurora, su mujer de 1960, y Jimena le dice que así es. Y yo casi me deshidrato porque, jolín, que El Cid 2.0. molaba mucho y ella le quería y es todo muy triste y la escena es súper bonita y sentida. Ay, y yo que esperaba que lo fueran a salvar en el último minuto. Qué tristeza más grande.
Al final, vuelven al Ministerio a dar el parte a Salvador y él les felicita. Spínola, entonces, dice que ha sido un honor servir con la patrulla y que espera que le llamen de nuevo. Yo también lo espero, Spínola, que molas mucho. En ese momento, Angustias entra en el despacho con una carta de Julián despidiéndose de todos y ahora es cuando os cuento la otra parte del episodio.
Se ha centrado más en el Ministerio y en las consecuencias de todo lo que había sucedido en el final de temporada. Y como esto me está quedando larguísimo, voy a intentar ser más concisa. ¿Recordáis que Salvador se ha reunido con Torres? Pues bien, ésta le dice que está perdiendo el control del Ministerio, pero Salvador pasa de cambiar de método, incluso pasa de llevarle la contraria al llamarla zorra muy sentidamente, algo que ella sabía que iba a hacer.
En este episodio, por cierto, vemos que es un jefe bastante enrollado y que se preocupa por todos ellos, hasta el punto de que le devuelve el puesto a Irene sin dudar, una vez ella ha vuelto de terapia dispuesta a asumir lo ocurrido y a hacerlo lo mejor posible.
Salvador tiene a Julián alejado de la acción y lo deja a cargo de la enfermería del Ministerio, donde ve a todo tipo de pacientes, incluso recibe una visita de Irene. Sin embargo, Julián es Julián e intenta, de nuevo, viajar a su propio pasado, pero no se lo permiten más. Salvador, entonces, le hace saber que conoce cada renuncio de todos ellos y que los cubre y, de paso, le hace ver que es un intenso de la vida y que se cree que es el único que sufre.
Por un lado, le explica que, cuando su mujer murió, quedó destrozado, pero que no volvió a través de las puertas con la medicación actual porque no le dejó hacer eso a Leiva. Por otro lado, le dice que tanto empeño con salvar a Maite lo único que traerá son más muertes: si Maite no está muerta, él no entra en el Ministerio y no salva a sus compañeros. Y que lo que él no permitirá nunca es que Julián ponga en peligro a éstos, algo que ya ha hecho antes.
Esto, junto a una conversación con otro funcionario en la enfermería sobre el mismo tema (los compañeros están por encima de todo), hace que Julián acabe marchándose del Ministerio a un tiempo donde nadie le conozca. En realidad, todos sabemos que se ha ido a Campoamargo a investigar el crimen de los viveros, porque la cosa está muy mala y el pobre está pluriempleado: poli de día, funcionario de noche.
Habrá que ver cómo vuelve y, sobre todo, cómo se desarrolla la trama con Amelia, pero, de momento, en el siguiente episodio llega Hugo Silva para sustituirle como tercer miembro de la patrulla. La verdad es que el siguiente capítulo pinta muy, muy bien, distinto a lo visto hasta ahora y le tengo muchas ganas porque este episodio ha sido tan genial como siempre. Ay, cómo se les echaba de menos y qué alegría que estén de vuelta.