El Ministerio del Tiempo. Sólo por el nombre esta magnífica serie debería ser renovada. Un nombre que evoca a los ministerios de Orwell: el Ministerio de la Paz, el Amor, la Verdad y la Abundancia. A ciencia ficción de la buena. Bien escrita, mejor producida, con un reparto creíble que encarna las Patrullas del Tiempo.
La apuesta de la temporada de TVE es una serie digna de la mente del prolífico Philip K. Dick pero en este caso firmada por los hermanos Olivares que por algo los patrulleros son funcionarios.
Los elegidos viajan al pasado para impedir que cualquier intruso utilice la Historia en beneficio propio. Porque la Historia de España será la que será. Pero es la nuestra. ¿Los protagonistas? Un enfermero del 2015, una mujer universitaria de 1860 y un mercenario español de los Tercios de Flandes.
A pesar de que esta serie arrasa en las redes sus datos de share son más bien magros. El coste de producción de cada capítulo es tan elevado que algunos temen por un final abrupto, por una muerte injusta, de una serie diferente. Los productores alegan que la HBO no da los datos de un estreno hasta una semana después. Cuando se han contabilizado las audiencias globales: las de los audímetros de casa pero también el impacto social en las redes y las visualizaciones a la carta, vía streaming.
Fotografía: TVE
Esta serie ha demostrado que los datos de medición de audiencias están totalmente desfasados. Es incomprensible que la continuidad de una serie del siglo XXI dependa de métodos de medición del siglo pasado mientras las noches de caspa regresan una y otra vez. De entre los muertos. Ojalá Amèlia Folch y sus chicos consigan encontrar la Puerta del Tiempo por la que se cuela José Luis Moreno una y otra vez y tapien su acceso a la parrilla de TVE. Para siempre.