Pues iba a deciros que, realmente no está el tiempo para alegrías en mi país de residencia, inundado y semi arrasado por ese cambio climático que no existe, según algunos. Yo tuve la suerte de salir de Bélgica de vacaciones un par de días antes del desastre, pero mi pensamiento está con ellos. Haciendo de tripas corazón (ello, me hace el corazón muy grande, porque mi tripa lo es), me voy a sobreponer y contaros mi última lectura. "El misterio del cuarto amarillo", que fíjate tú por donde, no había leído todavía, a pesar de que en mi infancia cada vez que desaparecía algo en casa, los adultos decían "¡Oh!, esto es el misterio del cuarto amarillo".
La novela la leí en versión original, en francés, pero tranquilos: hace varios miles de años que está traducida a la lengua de Galdós (estoy harto de que siempre se llame al castellano "la lengua de Cervantes"):
La novela fue un hito en las novelas de misterio de finales del XIX, al mismo nivel que las novelas de Poe o de Conan Doyle. Su autor, Gaston Leroux, era periodista, magistrado, y lo que le echen:
Gaston Leroux
La novela ha sido llevada al cine varias veces. en 1920, en 1933, etc. No os doy fechas exactas, gurriatos para no equivocarme, que luego me lo reprochan algunos ¡Sorokin, mientes, etc, etc!
El personaje principal es Rouletabille, un joven periodista de dieciocho añitos, que resuelve el misterio de una forma brillante. El versión fílmica de 1933, el joven reportero es interpretado por Serge Reggiani, que francamente, no da la edad, pero no se le ve mal en el papel:
Quien iba a decir que treinta años después estaría cantando con ronca voz que "los lobos han entrado en París" Y si no os acordáis de la canción, podéis pinchar aquí.
Está clarísimo que Hergé se inspiró en Rouletabille para su Tintín:
Otro joven repórter que resuelve caso tras caso, con la ayuda del Capitán Haddock. Otro clasicazo, Rouletabille también tiene un amigo, mayor que él, que relata los hechos y no entiende nada, como Sherlock Holmes y Watson, otro par del estilo.
El misterio de la novela sucede en un supuesto Castillo de Glandier. Lo he estado buscando en los mapas, pero lo que aparece es una Abadía, aunque he encontrado una supuesta foto del castillo:
El supuesto castillo se parece al Castillo de Moulinsart, de Tintín, como podéis ver en esta foto que le he hecho a la taza del desayuno con la que calmo mis ganas de café matutinas. Pobretica la taza, tenía unas ganas enorme que le hiciera una foto:
Pero venga, Sorokin, que te pierdes en los preámbulos y no vas al grano. Vamos al libro. Leroux cuenta un misterio totalmente irresoluble, Una habitación cerrada, en un anexo del Castillo, donde duerme la víctima, la Señorita Stangerson, mientras su padre trabaja en un laboratorio anexo. Un grito de la moza, pero el cuarto está cerrado a cal y canto y para entrar tienen que forzar la puerta. Dentro está la chica, sola, sin conocimiento. Todas las puertas y ventanas cerradas y sin forzar. Leroux dibuja un mapa para que te des cuenta gráficamente.
1 El cuarto amarillo, con su única ventana, enrejada y su única puerta que da al laboratorio2 El laboratorio con dos grandes ventanas enrejadas y dos puertas, una al vestíbulo y otra al cuarto amarillo3 Vestíbulo con una ventana sin rejas y una puerta que da al parque4 Cuarto de baño5 Escalera que lleva al granero6 La chimenea del pabellón
El autor te da una serie de falsas pistas para desorientarte, dejando incluso caer que hay algo de magia negra o de transmutación de los personajes. Habla incluso de Houdini, el mago de las escapatorias. Para acabar de liarte, hay una segunda aventura, en el mismo palacio, donde se escapa el culpable ante los ojos de todos. Además, hay una misteriosa dama de negro y una bestia que ruge por las noches.
Cuando ya estás hecho un lío, Rouletabille, claro, desvela el misterio, donde no hay nada de sobrenatural y deja abierta la puerta a otro misterio que tendré que leer. En fin, os la leéis si no lo habéis hecho ya. Seguro que lo pasáis bien si os gustan los misterios.
Sí es cierto que la dama de negro existe. De hecho aquí está con Rouletabille (versión 1988) enfrente de Nôtre Dame de Paris.
Y esa foto me sirve para enseñaros la aguja de Viollet-le-Duc que despareció en el incendio de hace dos años.
Así, sin aguja, está ahora Notre Dame. Triste, muy triste;
Leroux, en el capítulo VI hace un comentario sobre Viollet-le-Duc, diciendo que crea extraños conjuntos dispares. Viollet-le-Duc fue muy criticado en Francia de la época precisamente por eso, por crear esa especie de monstruos arquitectónicos que ahora ya no nos parecen tales. Claro que, en su día la mismísima torre Eiffel fue considerada un engendro y ahora todo el mundo se maravilla.
bueno, os voy a dejar solos un rato (ya era hora Sorokin) me voy a echar la siesta que estoy en Madrid y hace calor. Besotes enormes