El misticismo de la pereza

Publicado el 18 junio 2013 por Cspeinado @CSPeinado

Foto CSPeinado. Y que salga el sol por Antequera...

Cada uno tenemos en nuestro interior una suerte de chispa mágica y vital que nos sirve para ser nosotros mismos, el pivote sobre el que rota nuestra existencia y por ende el acicate que nos impele a seguir adelante con la única excusa de vivir, siquiera, un día más. Es en éstos tiempos aciagos en los que vemos que dicha chispa adquiere más importancia para superar las continuas trabas que nos pone el quehacer diario, plagado de desesperanzas, de miedos, de incertidumbres y sobre todo, de malos momentos, ya sea de motus propio o a través de las múltiples noticias que nos rodean y que nos muestran desgracias más o menos cercanas que nos acechan de las más variopintas formas. Sin esa vocecita interior, sin esa fuerza vital que en el momento más peliagudo al borde de la rendición nos pincha en pleno culo para pegar el brinco salvador, caeríamos irremediablemente en un pozo sin fondo que no nos dejaría, sin solución de continuidad, volver a levantar la cabeza.
Siestas.
En la canícula que se nos avecina, al margen ya de que el Calor haga acto de presencia de modo más o menos constante o con mayor o menor incandescencia, la Siesta se hará obligada para muchísimas personas que, a pesar de seguir teniendo la chispa intacta, han entrado en la vorágine de la depresión que da una situación ya larga, en suma extenuante y que de ningún modo parece mostrar atisbos de mejora a corto o medio plazo. Muchos, perezosos en un sistema que los obliga a claudicar por no estar lo suficientemente formados, superar determinadas edades o pertenecer a potenciales grupos de riesgo, han decidido no luchar más que para hayar el camino que los aleje de la defenestración diaria a través de la mística contemplación del sueño que provoca esa costumbre tan del Mediterraneo que circunda a los mismos paises en los que la desgracia se ha cernido de manera tan acusada y de forma tan descaradamente virulenta.
Es el misticismo de una Pereza ancestral que detiene los ritmos vitales tras la hora de la comida y la sobremesa. Eso que los sajones no comprenden. No es baladí que cuando vengan a España se extrañen de que empecemos a comer (tapear) a las doce y media, almorcemos a las dos y media, andemos de sobremesa mareando el café y la copita hasta las cuatro y después, el que pueda, se dedique a marearle la perdiz a Morfeo hasta bien entradas las siete de la tarde. A esa hora en un día de verdadero calor, el misticismo de la Pereza se transforma en una verdadera voladura de cabeza, con un clavo del quince, tras haber sobado a lo bestia dos horas entre los más esperpénticos sudores. Se arregla con una buena jarra de café con hielo y a otra cosa, revitalizando la chispa vital que ya hay otro día tumbado. Ese es el Quiz de una sociedad que ha visto nacer y morir el sol durante milenios y que no debiera asustarse por unos cuantos años de maledicencia programada.
A otra cosa.
No es bueno quebrarse demasiado la cabeza. Eso lo he aprendido éste tiempo alejado de las cosas alrededor de las cuales pivotaba éste modesto blog que es la casa de todos los que, impelidos por su chispa vital decidan regalarme un poco de su tiempo leyendo mis diatribas. En éste país donde tantísimo daño nos hemos hecho nosotros mismos, no deberíamos pensar en lo que ya se ha hecho, mal desde luego, sino en todo lo que queda por hacer que, por cierto, es mucho. Y todo cómo siempre se ha hecho, sin menospreciar lo bueno de nuestras costumbres, tan demodés hoy en día y de nuestra idiosincracia. Debemos, ya tengamos un mejor estatus o peor, tener un segundo para apaciguar nuestros males y medios, renovar nuestra chispa interios y sobre todo poder seguir descubriendo, en éste antiguo terruño el misticismo de la Pereza, esa que tan bien nos acompaña y que, si al menos no nos hace más fuertes, no deja de hacernos, simpar, únicos.