Viajar es una cosa que permite expandir la mente, sobretodo cuando hablas y tratas con los que allí viven. A pesar de conocer algunas generalidades sobre los mercados laborales de la UE, en los detalles están los demonios.
España tiene un mercado laboral rígido y que tiene una gran dualidad. Un gran problema, sí, pero a mi parecer queda en un segundo plano, sobretodo porqué tiene mecanismos por los que canaliza su flexibilidad: vía ser el país con mayor temporalidad y vía la capacidad de renegociar condiciones laborales que están teniendo los agentes sociales a pesar de los pesares.
Pero, después de conocer algo más de primera mano las condiciones laborales en Alemania, descubro que los alemanes no es que sean “Dinamarca” en su concepto de flexibilidad.
Partiendo de que su jornada semanal es de 38 horas y es INNEGOCIABLE aumentarla (a pesar de que hora a hora ellos son más productivos, eso es innegable), lo cuál hace que su capacidad para responder a las variaciones de producción sea, bastante limitada, pasando por una cuestión que me parece clave.
Se dice que España tiene los costes de despidos más altos. Esto no es cierto, a la práctica los costes de despido real rondan aún antes de ambas reformas laborales los 20 días por año trabajado, algo bastante homologable a cualquier país. En España despedir es libre, lo que no es gratis, y en comparación con Alemania es muy barato, y me explicaré porqué.
En los costes de despido se deben incluir, por ejemplo, los días de preaviso que ha de darte la empresa (o tú darle a ella) si no te avisan con suficiente tiempo, en España son entre 15 y 30 días, para la mayoría 15 días. En Alemania, un trabajor sin formación tienen que preavisarle con 3 meses (o viceversa, avisarle con tres meses a la empresa si él quiere marchar), si ya tienes estudios, ronda los 9 meses.
Meted en la calculadora de esos empresarios que preveen que van a tener pérdidas en el próximo trimestre tener que pagar los 3 meses o los 9 meses de compensación económica a sus plantillas y luego le añadimos la indemnización, que sí, es menor que la española. Los costes de despido prácticos, con “jobs tenure” (o media de tiempo de estancia en el trabajo) que son las que se dan en España o Alemania.
Sobre dualidad podríamos comenzar a hablar sobre los minijobs y ver si esto es o no dualidad del mercado laboral o no.
Es decir, sí, España tiene rigideces que pueden mejorarse, el problema de la dualidad del mercado de trabajo se tiene que confrontar, pero con problemas semejantes, España tiene muchísimo más paro que Alemania. Cierto que seguramente hay problemas en el mercado de trabajo español que no los tiene Alemania, pero ya no son cualitativamente distintos, sino de grado. Alemania tiene un mercado dual (pequeño pero hay dualidad y esta está aumentando) y muy rígido a la hora de despedir.
¿Porqué Alemania tiene muchísimo menos paro que España?. La diferencia no la veo tanto en el mercado de trabajo, sino en la competitividad. Sí, los salarios los tienen asociados a la productividad, aunque hay una falsedad, las empresas alemanas más productivas (de la antigua RFA) han mejorado mucho su productividad pero no se ha reflejado en los salarios (siguen congelados desde el 2002), mientras que en la RDA se ha ido mejorando algo los salarios. En conjunto los salarios han crecido a la vez que la productividad general del país pero no de forma igual, los trabajadores de la alemania occidental están subsidiando intensamente a los de la alemania oriental, y la productividad de la alemania occidental está tirando del carro de la oriental.
La competitividad alemana internamente ha hecho los ajustes para reequilibrarse, y ha podido hacerlo territorialmente porqué al ser uno de los países con más grandes empresas, estas pueden canalizar su pérdida de competitividad en alemania oriental vía los beneficios que tienen en la parte occidental. Con lo cuál la entrada en el euro, la ligera inflación que en Alemania occidental se notó menos, pero mucho más en los precios en alemania oriental pudieron ser canalizados.
España a su vez vió empujar los salarios a la alza debido a la burbuja inflacionaria (que de hecho empujó todo al alza, incluyendo el gasto público), pero no teníamos una España occidental que pudiera hacer esto sostenible, ni grandes empresas que mantuvieran su competitividad pudiendo hacer que crecieran los salarios de forma espectacular en una región a expensas de congelarlo en otras zonas más productivas. Tampoco el euro juega a nuestro favor, sino a favor del mercado económico y laboral alemán.
El problema de España, que incluye un problema menor de rigidez del mercado laboral y de dualidad, está en que tenemos un problema de competitividad que tenemos que ir resolviendo vía la devaluación interna. Por eso, aunque medidas que afronten nuestra rigidez y dualidad son buenas, estaremos tirando a algo que es bueno resolver pero no es lo más importante. Lo importante es la competitividad de las empresas españolas, lograr que salarios y beneficios se parezcan más a la productividad, algo que se hace vía acuerdos como la AENC 2012-2014, y buscar que las empresas españolas tengan incentivos para hacerse grandes.
Todo lo contrario a muchas de las reformas que se han hecho a medias o algunas que están en la mesa de debate, relacionadas con aspectos secundarios (que tienen que afrontarse y resolverse) pero que no son claves para que la economía productiva española vuelva a hacer crecer, por sí misma, la economía y el empleo.
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