El mito de Inkarrí de los campesinos de los Andes peruanos

Por Víctor Barrera Alarcón
Hoy voy a compartir el fragmento de un mito bastante interesante: el mito de Inkarrí, un mito narrado desde hace generaciones por los campesinos de los Andes peruanos.
El fin último de cualquier mito, tal y como hemos hablado con anterioridad, es el de buscar una explicación a una realidad determinada (ya sea histórica, geográfica, social...) recurriendo para ello a la narración de relatos donde una pequeña porción de realidad se entrelaza con la ficción.
En este mito en concreto podemos ver cómo las sociedades campesinas de los Andes peruanos buscan difundir su historia mediante el empleo de este mito en el que tres hermanos hijos del dios Sol (Inkarrí rey de Cuzco, Collarrí rey de Collao y Españarrí) se disputarán la supremacía (en algunas versiones como la que hoy traigo son dos hermanos Inkarrí y Españarrí, mientras que Collarrí sería la esposa del primero)
Fragmento 1 Llegada de Inkarrí y (en esta versión) su esposa Collarrí
Inka dicen que vino del Cozco [Cuzco]. Los pájaros pichinchurro lo saludaban alegrándolo a su paso. Tenía los piecesitos ensangrentados de tanto caminar. Los pueblos [los hombres] mezclando su sangre con la tierra, aprendimos a cultivar, tal y como lo hacemos hasta hoy. Su mujer también lo seguía.Ella estaba vestida con una lliqlla con los colores del arcoiris, también llevaba corpiño y sombrero. Tenía veinte polleras. La primera de algodón blanco, la segunda de algodón teñido de rojo, después venía una pollera de algodón regiamente bordada con plata, luego, una delgada pollera de llama, otras de alpaca, la última era de lana de vicuña bordada con oro y plata, y teñida con la sangre de su esposo, Inka. En los pueblos donde llegaban, ella cocinaba, hilaba, hacía chicha. Nadie sabía nada [antes] fue la esposa del gran Inka la que nos enseñó primero.
El padre del Inca fue el Sol, lo tuvo en una mujer ignorante, abandonada, hambrienta. Tal vez para que no sufriera le dio ese hijo que en pocos años llegó a ser muy fuerte, más fuerte y más joven que los hombres actuales, que tienen temor en su pecho y andan olvidados como el escarabajo de los caminos.
Su mujer, dicen, era Colla, por eso le decían Collarrí. Venían del Cuzco. Ibamos surgiendo, despertando de pueblo en pueblo, por comunidades.
Cuando llegó a Wataqa, las sandalias de Inkarrí estaban gastadas; entonces se puso a repararlas por eso en Wataqa los hombres son buenos zapateros. Inka hizo descansar sus llamas en las pampas de Quilcata, ahora los de ese pueblo poseen abundantes llamas. Como Inkarrí y CollarrI tuvieron ganas de comer, se vieron precisados, en Inkawasi, a cambiar algunas cosas que traían por comida. Desde esa época dicen que ahí, y en todas partes, se realizan las ferias (...)

Fragmento 2 el Sol tuvo otro hijo llamado Españarrí
[habla Españarri] "¿Por qué mi hermano es tan inmensamente poderoso y puede hacer de todo?. ¡A mí deben respetarme, no a él que tiene los pies ensangrentados. Soy más hermoso y mi sexo es más grande!" Dicen que habló, con odio, y las montañas temblaron.Españarri fue a buscarlo [a su hermano Inkarrí] y le dejó una carta. Cuando llegó Inkarrí encontró el mensaje, enojado gritó:"¿Qué ave, qué animal ha manchado con sus patas este papel tan blanco?".Pero Inkarrí sabía de su hermano, por eso le dejó unos quipus que dicen que eran de hilo.[habla Españarrí]"Esos harapos, esas hiladas ¿de qué mísero hombre serán?".Pero la Luna y el Sol se juntaron (...). El mundo avanzó. La tierra tembló y la cabeza de Inkarrí la cortó y la escondió su hermano.Desde entonces surgieron los degolladores.La sangre de Inkarrí está viva en el fondo de nuestra Madre Tierra. Se afirma que llegará el día en que su cabeza, su sangre, su cuerpo habrán de juntarse... Ese día amanecerá en el anochecer, los reptiles volarán. Se secará la laguna de Piranacochas, entonces el hermoso y gran pueblo que nuestro Inkarrí no pudo concluir será de nuevo visible.
(Versiones recogida por Ortiz Rescaniere en 1972 de su informante: María de García, de 50 años aproximadamente, natural de la ciudad de Ayacucho)
Una vez leídos los dos fragmentos podemos llegar a la conclusión clara (especialmente en el primero de ellos) de que el mito trata de explicar el por qué de las cosas, en este caso, por qué los hombres cultivan (y cómo llegaron a descubrirlo), por qué en Wataqa (entre Parinacochas y Pausa, Ayacucho) son tan conocidos sus zapateros o por qué en Quilcata hay numerosos auquénidos. Pero el segundo fragmento es completamente diferente. La disputa entre los dos hermanos no es más que la humanación de la propia historia de la conquista de los Andes por Pizarro con la consiguiente caída del imperio del Inca con la muerte de Atahualpa. No obstante, el verdadero elemento interesante es esa expresión que posee el mito de una ideología mesiánica, ese rasgo mesiánico históricamente tan característico (ya hemos hablado de él con anterioridad) de gran parte de la mitología andina, en este caso, se espera al día en que la cabeza y el cuerpo de Inkarrí (que no es más que la humanización del propio Imperio Inca) se unan, consiguiendo así la resurrección del héroe mitológico, o lo que sería lo mismo: la vuelta del Imperio Inca.