El encajonamiento del río, con su fondo y orillas berroqueños facilitaba la construcción de azudes, para cuyo levantamiento bastaba con dejar caer los bloques graníticos desde las escarpadas riberas de esta ciudad.
Hoy hablaremos de este ultimo, el molino de Azumel, el cual (según D. Julio Porres en su obra “I Historia de las calles de Toledo”) se menciona ya en 1199 como “Molinos de Assomail”, vocablo que parece recordar el nombre de su constructor o del mas famoso de sus propietarios. Un quinto del azud existente en esta presa era, desde poco antes de la fecha, propiedad de convento de San Clemente.
En las proximidades del 1273 ya se le conoce como molino de Azumel, al que se consideró en el año 1841 como uno de los Bienes Nacionales desamortizados a la iglesia, pasando posteriormente a subastarse. En 1844 y debido a su proximidad, los molinos fueron cedidos a la Fábrica de Armas (fundada por el Rey Carlos III en 1775), en cuyo poder continúan.
Autor: Felix Muñoz ArroyoFuente: http://retazosdetoledo.com/viejos-molinos/