“¿Existe realmente el tiempo? Para y obsérvate leyendo estas líneas. Comprueba que este momento presente es tu única realidad. Solo ahora puedes tocar, respirar, oír, hacer algo. Tu pasado son pensamientos que tienes ahora”.
Con tales palabras se presenta la sinopsis de El monasterio cuántico, una “novela budista” de Vicente Goyanes la cual, explica, nació de una estancia en el reino himalayo de Bután.
Pude mantener entonces una estrecha relación con maestros tibetanos de meditación sus monasterios y sus costumbres milenarias. De todo ello y de mi información sobre el cáncer, física relativista y cuántica nació este relato donde convergen misticismo, ciencia y filosofía. en un contexto de acción.
Y aprovechando que el autor se puso en contacto con este blog solicitando poder hablarle al mundo de ello, y aprovechando que los temas abordados por la novela son compatibles con la temática del lugar, y aprovechando que quien esto escribe ha empezado a toser y experimentar ciertas molestias generales que le obligarán a recluirse más si cabe y a flipar en colores con los bailoteos de las letras si es que se atreve con la cruda tarea de leer o escribir bajo la enfermedad; si es que acaso la enfermedad llegase, claro, pero puesto que los remedios del pensamiento evasivo-positivo ni están ni se los espera mientras dure ”esta vieja angustia que habita mi usual hiponcodría”, que dijo el Maestro en “una tarde cenicienta y mustia”, “buscando a Dios entre la niebla”, el resto de esta entrada corre a cargo del autor de la novela en cuestión…
A partir de…
Ya.
Habla Vicente Goyanes
Doctor en Medicina, investigador y profesor universitario en España y USA ahora retirado, fui miembro de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias y de la Academia de Ciencias de Nueva York. Mi experiencia en meditación, autoayuda y psicología transpersonal procede de mis estudios durante 32 años sobre filosofía Advaita, Zen, Meditación de Atención Plena y Gestalt en España, Francia, USA, India y Bután. Habiendo impartido cursos sobre Mindfulness para prevenir y tratar la depresión en pacientes oncológicos y personal facultativo. Co-autor de la novela Bhairava, la voz del silencio (2008).
Actualmente al escribir novelas espirituales no me mueve un interés económico sino que intento compartir con los demás las herramientas que me permitieron ir estabilizando mi vida en el Aquí y Ahora y en el que consciente o inconscientemente siempre permanecemos, ya que es la única dimensión real en la que existimos. Luego, como una evolución natural, traté de fijar la atención en este Conocedor impersonal que percibe este momento presente en el que ahora veo mis manos sobre el teclado del ordenador.
En lugar de escribir otro libro más de auto-ayuda al uso, lo que pretendo ofrecer son textos entretenidos en los cuales, además de señalar las convergencias entre misticismo y ciencia, se dialoga directamente con el lector invitándole a realizar ejercicios que le lleven a vivenciar el Ahora, a experimentar conscientemente este Aquí, su paz, su vivacidad, y al Conocedor de todo ello.
Desde que nacemos nos enseñan a ver el mundo y a nosotros según un modelo en el cual somos únicamente el cuerpo-mente, individuales y perecederos. Pasamos así a creernos individuos localizados en el espacio. Y conforme desarrollamos el lenguaje y nuestra capacidad discursiva, acabamos convencidos de que además somos esa charla mental permanente que parece llenar nuestra cabeza de la mañana a la noche. A partir de aquí actuamos pensándonos en lugar de vivirnos de primera mano. Nuestra atención, esa cualidad fundamental, se bifurca, prestando a veces mucha más vigilancia al flujo de pensamientos que a la propia realidad presente. Vivimos prestando una atención de baja calidad, caminando por la calle envueltos en una nube de pensamientos e imágenes que nos priva de disfrutar plenamente de la mirada de un niño, una flor brotando de la grieta de un muro, los sonidos… en fin la riqueza y variedad infinita de la realidad presente.
Más aún, esta sucesión casi ininterrumpida de objetos mentales y la oscilación de nuestra atención entre los recuerdos del pasado y las expectativas futuras crea en nosotros la sensación de tiempo psicológico,
¿Pero, es esta tu única posibilidad? ¿Existen otros modelos de cómo percibir y percibirnos? ¿En otras palabras, eres solo un individuo contingente? ¿Piensas tus pensamientos? ¿Existes realmente en el tiempo?
Mira a tu mente ahora. ¡Observa lo que hay pululando por el interior de tu cabeza! ¿No ves los pensamientos y las imágenes que no paran de venirte unos detrás de otros? Concéntrate en este momento y para de pensar apropósito durante un instante. Mírate mirando. Comprueba que solo ahora puedes tocar lo que tienes delante, respirar, oír, hacer algo. Tu pasado son pensamientos que surgen ahora. Tu futuro igualmente lo estás imaginando ahora. ¡Compruébalo! ¿Encuentras algún error en estas afirmaciones? ¿Te parece claro?
En cuanto a tu charla mental: ¿Eres capaz de parar de pensar durante unos minutos? Y si no es así, ¿has elegido los pensamientos que estás teniendo ahora? ¿Cuál será el próximo? Si no lo logras no tienes argumentos para afirmar que piensas lo que deseas. Compruébalo.
De hecho, tus contenidos mentales surgen en función de tu genética, de tu cultura, de tu educación y conceptos, de tus circunstancias en esos momentos, de tu historia personal, de tu inconsciente. Solo cuando estés seguro de que eres únicamente el testigo del pensar y que prestes atención a los pocos verdaderamente útiles, comenzarás a ser realmente libre
Existe otra reflexión que deseo compartir. Una vez te estableces en este Aquí y Ahora. La segunda incógnita a resolver es la siguiente: ¿quién o qué hay en ti que está ahora mismo percibiendo lo que lees? En nuestra cultura le llamaríamos la Consciencia, los físicos cuánticos lo denominan el Observador. Y si te miras a ti mismo ahora, es decir dándote cuenta de este texto y de ti mirando, encontrarás que esta capacidad de observar, de conocer, no es una cosa, un objeto individualizable, que no tiene límites en tu experiencia de Eso, que este presente que percibes ahora aparece en Ella. Que Ella es tu verdadero Yo. Consecuentemente tu mente de vigilia, que también es conocida por Ella, considera a la Consciencia un completo misterio. Y también lo es para los neurocientíficos actuales. Pero no puedes negar que está aquí funcionando. De no ser así no podrías ver ni oír ni leer. ¿Lo percibes también esta vez?
Si logras percibirte viendo, cambiarás definitivamente tu posición. Pero no nos engañemos intelectualizándolo. Describir con palabras estas vivencias, no es conocer la verdad, solo un dedo que apunta a la luna, como dicen los maestros zen
Sobre estos y otros tópicos versa El Monasterio Cuántico, una novela budista nacida de una estancia en el reino himalayo de Bután. De la estrecha relación que mantuve con maestros tibetanos de meditación, sus monasterios, sus costumbres milenarias y mi formación profesional, nació un relato donde convergen misticismo, ciencia y filosofía. en un contexto de acción. Subyace en el trasfondo de esta obra la paradoja sobre la relatividad o en su caso la irrealidad del tiempo físico y psicológico. Y cómo llegar a experimentarlo. Pero siempre en un contexto que divierte al lector incluyendo datos que le permiten ir descubriendo los nuevos puntos de vista de la ciencia actual y sus coincidencias con el misticismo indú y budista.
Un remoto monasterio Nyingmapa de Bután guarda la Máquina del Karma, un antiguo sistema anti-temporal. ¿Podrá curarse Lucas, enfermo de cáncer, retrocediendo en su historia personal hasta un momento previo al inicio de su tumor? ¿Engañará a la conjetura de protección de la cronología? Pero los lamas tratarán de curar su espíritu no su cuerpo. Junto a Prozake un sombrío personaje, es desdoblado cuánticamente conociendo todas sus vidas posibles. Experimentará odio, venganza riquezas, poder, amor humano. ¿Y habiéndolo probado todo, dejará de desear? ¿Detendrá su mente y será consciente del ahora? ¿Descubrirá Rigpa el puro percibir?
Si te interesa El Monasterio Cuántico lo puedes encontrar en diversas plataformas digitales.
Un abrazo. Correo electrónico del autor vicentgovil@hotmail.com